Cuando crezcas no tendrás trabajo
Hace algunos años escribí un artículo en el que reflexionábamos sobre si la tecnología cerraba o ampliaba la brecha de la pobreza. Hoy quisiera reflexionar sobre un tema que se vincula al mismo y es sobre los despidos masivos que se han venido generando por la adquisición de tecnología. Varias empresas tecnológicas anunciaron esta semana el despido masivo de personas y en Colombia se ha venido dando también este fenómeno. ¿Se deberá esta situación al crecimiento desmedido de algunas empresas o será que las tecnologías nos están remplazando? Cuando hablamos con los directivos de las empresas mencionan que el capital humano es muy costoso, y es por esta razón por la que se ha venido adquiriendo tecnología para los procesos manuales y repetitivos para bajar costos.
El tópico aquí a reflexionar es si hay un tema de responsabilidad social asociado a este fenómeno. ¿Qué va a ser de la vida de estas personas que están siendo despedidas? ¿Debe la empresa generar un plan para que ellos puedan encontrar trabajo o iniciar su propio negocio? El libro de Yuval Noah Harari titulado “21 lecciones para el siglo XXI” inicia el segundo capítulo diciendo “Cuando te hagas mayor, puede que no tengas un empleo”. Y es que al parecer la tecnología si está remplazando a los humanos. Dicen que los conductores serán sustituidos por automóviles automáticos, como una forma de reducir los accidentes debido a las distracciones, los abogados, como yo, seremos sustituidos por plataformas de legaltech que tendrán la capacidad de redactar contratos, evidenciar errores y problemas, en este sentido también ello sucederá con los jueces, ya que la inteligencia artificial tendrá la capacidad de hallar el problema y darle una solución sin intervención de las emociones. Los bancos y todo su personal también serán remplazados por máquinas y nuevas monedas digitales.
Ya no necesitas ir al banco, hacer fila y hablar con la persona en la caja, eso mismo lo puedes hacer con tu teléfono celular. En el campo de la medicina es aún más radical, donde los avances tecnológicos permitirán diagnosticar enfermedades, y ni se diga de los cargos públicos. Varias reflexiones surgen con este fenómeno.
En algún momento hablé con alguien que me dijo que igual se estaban creando cargos y puestos de trabajo nuevos. El tema es que estos puestos de trabajo en un gran porcentaje están vinculados al tema tecnológico. ¿Entonces tendría que una persona que trabajaba de cajero en un banco volver a la universidad para aprender a ser científico de datos o community manager? Es vital analizar qué va a ocurrir con las personas que ya estudiaron una carrera que, de por sí es costosa, y que no van a encontrar oportunidades laborales. También se debe analizar de qué forma se ve la economía afectada por este despido masivo de personas cuyas profesiones o saberes son asumidos por la tecnología. Esta segunda reflexión surgió de un debate en un café con amigos, y es sobre las carreras que hoy se están impartiendo en las universidades.
La idea de educarse es poder salir a la vida, a mundo laboral y poder crecer como persona y ser humano, pero si sabemos que en el futuro no se van a necesitar los médicos, abogados, o banqueros, etc., ¿para qué seguir con dichas carreras? ¿Cómo pueden las universidades o la academia guiar a los estudiantes para que cuando se gradúen puedan trabajar? Hay muchas preguntas y reflexiones alrededor de cómo la tecnología está cambiando todas las dinámicas y áreas de la vida. Dentro de estas las reflexiones éticas que se han venido generando están las propuestas por el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y por plataformas como Google que cuentan con unos principios éticos para la Inteligencia Artificial. Pero a nivel de gobierno, empresas, universidades y sociedad es importante ir planeando qué hacer en este futuro que se aproxima y en el que se debe garantizar que la tecnología sirva al ser humano para ser feliz y no viceversa.