De acuerdo con el doctor Estanislao Bachrach, biólogo reconocido por su trabajo en neurociencia y comportamiento humano, 90% de las decisiones que tomamos en el día son influenciadas por las emociones. Este revelador dato arroja luz sobre un fenómeno omnipresente, pero a menudo subestimado en nuestras vidas: el sesgo emocional. Conocí al doctor Estanislao en el CX Summit organizado por Bpro, y esto fue lo que nos enseñó.
El sesgo emocional hace referencia a la tendencia inconsciente a tomar decisiones basadas en nuestras emociones, en lugar de hacerlo de manera completamente racional y objetiva. Claramente no hay seres humanos que sean 100% racionales u objetivos, porque la vida es esa, está llena de subjetividades.
Pero cuando estas subjetividades no son utilizadas de una forma correcta, pueden llevar a una mala toma de decisión. Este fenómeno puede manifestarse de diversas maneras en nuestra vida cotidiana, desde decisiones aparentemente triviales, como qué ropa usar en la mañana, hasta aquellas que tienen implicaciones significativas en nuestra carrera, relaciones personales o bienestar general.
Uno de los aspectos más fascinantes del sesgo emocional es que puede influir en cualquier aspecto de nuestras vidas, desde la forma en que manejamos nuestras finanzas hasta cómo interactuamos con los demás. Por ejemplo, imaginemos una situación en la que un inversionista toma decisiones financieras basadas en el miedo a perder dinero en lugar de analizar objetivamente el potencial de retorno de una inversión. En este caso, el sesgo emocional puede llevar a decisiones impulsivas que no necesariamente están respaldadas por un análisis racional de los datos disponibles. Lo hemos visto varias veces a través de la historia y en miles de películas donde se involucra al sector financiero, desde el Lobo de WallStreet hasta los inversionistas de dicha película.
Ahora bien, es importante señalar que nuestras emociones no son intrínsecamente negativas. De hecho, son una parte fundamental de lo que nos hace humanos y pueden proporcionar valiosas señales sobre cómo percibimos el mundo que nos rodea. Sin embargo, cuando permitimos que nuestras emociones dominen nuestras decisiones sin un análisis crítico corremos el riesgo de caer en trampas cognitivas que pueden afectar negativamente nuestra calidad de vida.
Adicionalmente es importante recordar que el sesgo emocional puede darse de forma silenciosa, ya que muchas veces opera a un nivel subconsciente. Esto significa que incluso las personas que están conscientes de la influencia de las emociones en sus decisiones pueden tener dificultades para mitigar su impacto. Sin embargo, reconocer la existencia del sesgo emocional es el primer paso crucial para contrarrestarlo.
Entonces, ¿cómo podemos mitigar el sesgo emocional en nuestras vidas? Una estrategia efectiva es cultivar la conciencia emocional, que implica reconocer y comprender nuestras propias emociones y cómo influyen en nuestras acciones. Al desarrollar esta habilidad, podemos aprender a tomar decisiones de manera más consciente, evaluando tanto las emociones como la lógica objetiva antes de llegar a una conclusión. Adicionalmente, buscar otras perspectivas puede ayudar a ver la situación desde otro punto de vista y así hackear el sesgo producido por la emoción.