Se han realizado varias investigaciones sobre la relación entre el uso de la tecnología y el bienestar, evidentemente ha llamado la atención cómo el incremento en uso de la misma desde 2007 ha cambiado la forma en la que nos conectamos con nosotros mismos y con los demás y cómo esto afecta el bienestar. El bienestar reúne comportamiento, emociones, percepciones sobre la vida, situaciones y/o experiencias tanto internas como externas.
De acuerdo a un estudio realizado en 2018, el número de adolescentes que ha buscado ayuda psicológica ha aumentado desde 2011, indicador que muestra un bajo nivel de bienestar psicológico. Algunos relacionan dichas cifras con el incremento en la utilización de redes sociales, más de 2,15 billones de usuarios activos en Facebook y el lanzamiento de iPhone en 2007. Adicionalmente, con ocasión de la aparición del covid-19 cuando colegios, universidades y trabajos debieron cerrar y pasar a un modelo remoto o estudio y trabajo desde casa, se observó que el incremento en el uso de las redes sociales estaba asociado a síntomas de depresión.
Por otra parte, si nos vamos al campo de las relaciones interpersonales y las relaciones de pareja podemos encontrar que el uso de la tecnología puede traer consigo algunos inconvenientes. Considerando que hay un incremento en el uso de la tecnología en las familias de Estados Unidos, en donde 65% de la población tiene acceso a internet, 91% de las personas tiene un teléfono móvil, 61% tiene computadora, 50% de los padres cuenta con una tablet, 72% tiene un perfil de networking, dicho incremento conlleva constantes interrupciones y distracciones, llamadas “Technoference” que generan una baja satisfacción en la relación, sobre todo en la relación de pareja.
Según el estudio realizado por McDaniel, B. T., & Coyne, S. M. en 2016, aunque hay un porcentaje de parejas que dicen que la tecnología puede tener ventajas, como por ejemplo poder hablar durante el día o que pueden apoyarse cuando hay momento de estrés, son más las parejas que sienten que el uso de la tecnología trae efectos negativos a la relación, ya que las constantes “Technoference” no los dejan desconectarse de sus aparatos electrónicos. Sumado a esto, se pierde la comunicación de forma directa y se deja de estar viviendo el momento presente. En este sentido, señala Twenge, J. M., efectivamente los cambios culturales, tendencias y la tecnología generan un impacto en las personas.
Ahora, hay un estudio muy interesante que trae a colación la relación equilibrada y armónica, que podría ayudar en alguna medida a resolver el dilema de la relación entre la tecnología y el bienestar. Montag, C., Walla, P., & Koller, M señalan en un estudio realizado en 2016 que la productividad se ve afectada por la tecnología en cuanto la utilización de la misma de forma adictiva puede ocasionar procrastinación, ya que las constantes interrupciones de mensajes de WhatsApp o correos generan distracciones que apartan el logro de la meta, pero que la poca utilización de la misma genera el mismo efecto, el no cumplimiento de las labores diarias. En este sentido se sugieren límites digitales y una utilización equilibrada de la tecnología.
Recordar, como bien decía un profesor en mi clase de bienestar digital, la tecnología es humana, en el sentido que está creada por humanos, así que los errores que se cometen al momento de su utilización tienen relación con la forma en la que los humanos se comportan y, como todo en la vida, los extremos siempre son malos. Así que a manejar la tecnología de forma equilibrada.