Bob Iger, quien fue CEO de Disney cuenta una historia muy interesante de cuando estaba teniendo la conversación con Steve Job para adquirir Pixar. Señala que se sentaron todo un día a hablar e hicieron una lista de pros y contras de adquirir la compañía. Entre los contras estaba el que Disney podría ser muy conservadora y muy orientada a los procesos y esto mataría la imaginación de los creativos y los de tecnología.
La “cultura de Pixar” era muy particular, ya que se permitía que los colaboradores tuviesen ideas que aunque pareciesen absolutamente locas, podrían ser aplaudidas en vez de cohibidas, como ocurre en la mayoría de las empresas. En ese sentido era frecuente que los colaboradores llegasen con ideas que cuando se contaban, incluso sin profundizar, se hubiera esperado decir no.
Una de ellas fue, por ejemplo, la idea de unos ratones cocinando en un restaurante en Francia. Oido esto se podría preguntar cómo esto gustaría a la gente: los ratones y la comida, qué asco!. Pero resulta que esta es la historia de Ratatouille, una de las mejores películas de Pixar. Esto nos recuerda la importancia de los tres pilares para un lugar de trabajo saludable, donde uno de ellos es el espacio de crecimiento. Y el espacio de crecimiento es especialmente la historia de la cultura Pixar, un lugar donde las personas puedan crecer como seres humanos, a nivel creativo, a nivel profesional, donde el error está permitido y la creatividad es el centro.
Hace algunos años, muchos muchos, cuando trabajaba en un Banco, cuando todavía no existían el internet y las plataformas tecnológicas como hoy lo son, le dije al jefe de la mesa de dinero que tenía una forma de organizar los contratos para hacerles seguimiento y que no se perdieran entre el ir y venir con el cliente, el front y el back del inmenso banco.
En esa época los contratos de derivados todavía se imprimían, unas 100 hojas, una y otra vez y se mandaban de un lugar a otro para obtener firmas de todas las partes. Pero la respuesta fue “no te desgastes inventando lo que ya se viene haciendo así desde antes de que nacieras, así se hace y así se hará”. No había mucho espacio para el crecimiento. Lo que terminó sucediendo: busqué un trabajo donde tuviera espacio para crecer. Muchas empresas hoy se preguntan por qué razón tienen tanta deserción, hay que mirar y evaluar y si se está dando o no este espacio de crecimiento.
El segundo pilar es el espacio de equilibrio. Este tema lo he abordado en varias de mis columnas, la importancia de tener tiempo para trabajar y tiempo para la vida personal y el descanso. Esto ayuda a que los colaboradores se sientan descansados, armónicos, felices y por ende, productivos.
El tercer pilar es el espacio de comunicación. Hoy existe una paradoja muy interesante, pues tenemos más medios tecnológicos para comunicarnos, pero al parecer nos comunicamos menos. Cuando me siento a hablar con las personas de una empresa después de un taller, manifiestan que de las cosas que más les hacen falta eran los espacios de almuerzo y cafecito con los compañeros, ya que, aunque se creía que este era un espacio de ocio, resulta que en estos momentos las personas podían contar anécdotas sobre algún problema o inconveniente que estaban teniendo y siempre, siempre había alguien que sabía cómo solucionar el tema.
Esta se ha perdido mucho con el trabajo remoto. Es súper importante generar espacios de comunicación real sin importar si están presencial o cada uno se encuentra en el otro extremo del planeta. La comunicación siempre va a seguir siendo la base para una buena relación. Recuerda estos tres pilares para la generación de lugares de trabajo saludables.