La resiliencia nunca había sido tan necesaria como en este momento en el que la forma en la que percibimos y vemos el mundo están definiendo la economía, cambios sociales y culturales debido a la pandemia. Para los que la palabra resiliencia es nueva, es la habilidad de salir de una experiencia negativa y convertirla en positiva y un aprendizaje. La Universidad de Pensilvania realizó un estudio muy interesante sobre las habilidades que quiere desarrollar una persona para ser resiliente. Les comparto los hallazgos.
Una investigación dirigida por el Dr. Martin Seligman y colegas en la Universidad de Pensilvania muestra que las personas resilientes tienen la capacidad de salir de las adversidades y ver los problemas como retos. Dentro de las características que tiene este grupo de personas se encuentran las siguientes.
Primero, tener autoconsciencia: lo que significa conocer y saber cuáles son los pensamientos, emociones, reacciones, observar la respiración y entender perfectamente sus fortalezas y debilidades. La mayoría de las personas no son conscientes de lo que sienten ni piensan, solo saben que lo hacen de forma automática.
Segundo, autorregulación: el paso necesario después de la consciencia, es la capacidad de poder autorregular dichos pensamientos, emociones y reacciones. Es la capacidad de cambiar, para lo cual el conocimiento de cómo se encuentra y la respiración es vital.
Tercero, habilidad mental: Los científicos de la Universidad de Pensilvania han descubierto que las personas resilientes tienen la capacidad de ver las situaciones desde una perspectiva diferente, ven más allá del simple problema, ven las diferentes opciones existentes, y cuentan con la capacidad de identificar soluciones y no problemas.
Los seres humanos nos hemos acostumbrado a ver los problemas detrás de todo, lo que hace que la capacidad de adaptación a los cambios sea difícil. Lo vemos a diario en las redes sociales y en las noticias en las que cada situación parece un problema y no una solución, necesitamos más soluciones o, por lo menos, más posibles soluciones que problemas.
Cuatro, el optimismo. Día a día nos enfrentamos a personas pesimistas, pero ellos aseguran que no son pesimistas sino realistas. De acuerdo a la Universidad de Pensilvania las personas resilientes son optimistas, pero esto no quiere decir que sean personas que tengan el cuello metido entre la arena para no ver lo que está sucediendo alrededor, que es la típica imagen que viene a la cabeza cuando se piensa en un optimista.
La ciencia dice que el optimista tiene muy claro el reto al cual se está enfrentando, pero hace algo de forma sabia, y es que tiene la capacidad de discernir entre lo que puede cambiar y lo que no. De esta forma no se queda solo quejándose como un pesimista, sino que hace algo al respecto, lo que esté a su alcance y bajo su responsabilidad.
Hay algunas otras habilidades interesantes a desarrollar, las cuales estaré compartiendo con ustedes en las próximas columnas y en un ciclo de charlas que estaré dictando, por ahora los dejo con este pequeño abrebocas.
Necesitamos gente más resiliente que sea flexible y adaptable a los cambios. Así, con pandemia o no, habrá más gente feliz y equilibrada.