El español es una lengua tan rica en su forma y en la cantidad de palabras que algunas personas no entienden ni aceptan barbarismos como “implementar,” pues se puede decir con igual significado y énfasis -poner en práctica o ejecutar o activar o llevar a cabo o poner en marcha -. Tampoco es de buen recibo la expresión de moda “empoderar”, pues el idioma español tiene en su haber -habilitar o investir de autoridad o conceder poder o autogestionar o apersonar-; esta última era una palabra usual en los padres cuando estaban molestos para exigir perentoriamente la acción de ponerse al frente de la situación, de asumir el control y de asumir las consecuencias con la frase “apersónese mijito”.
Importante anotar que en el idioma castellano a cambio del verbo “to be”, en inglés, tenemos dos verbos totalmente diferentes, ser y estar, y claramente todos los hispanoparlantes saben que no es lo mismo ser que estar, pues todos reconocen que muchos que están no son y muchos que son no están. Para reafirmar la diferencia, en la actual confusión de valores en el mundo del poder y el dinero, hay personas que aun tienen en su imaginario que poseer dinero y riqueza material lo convierten en una persona valiosa, aunque él, como individuo, sea un ser indeseable por sus comportamientos, mala fe, con hijos, pareja y padres que sufren, y rodeados siempre de rémoras que se hacen pasar por amigos. Lo anterior contrasta con los que sí son considerados buen ejemplo, confiables, solidarios, buenos miembros de familia y amigos donde la confianza, los comportamientos y los buenos sentimientos lo hacen un ser humano valioso.
Otra curiosidad de los diferentes idiomas son las palabras única que no tienen traducción o palabra equivalente en otras lenguas, y en el caso de la lengua castellana es el verbo “estrenar”. Pareciera que es un reflejo importante de cada idioma y en consecuencia de cada cultura y así sucede con palabras en otras lenguas como es el caso de la palabra en gaélico escocés -sgrìob- que significa ardor que produce el trago de whisky en el labio superior; o en japonés -komorebi- que tiene como significado la luz que se filtra entre las hojas de los árboles; o en la lengua portuguesa -cafuné- que es la acción de consentir pasando la mano por la cabeza a un ser querido; o en holandés -gezellig- referido a la grata sensación cuando pasamos tiempo con las personas que queremos; o esta bellísimas expresiones, -tiám- en persa que es el brillo en los ojos cuando conocemos alguien especial; o -resfeber- en sueco que significa el acelerado ritmo del corazón de un viajero antes de iniciar su viaje o aventura;y -ubuntu- en africano nguni batú, que indica que una persona es por su buena relación con su entorno.
Ojalá la cultura actual de los países hispanoparlantes ayude a seguir enriqueciendo el idioma castellano o español tal como lo hizo en su momento el árabe con palabras como alfarero, tarea, alcoba, alcalde, álgebra, alambique y alcantarilla, o de los indígenas nahúas con -apapachar, tiza, petaca, chicle- y del quechua -cancha, chacra, pampa-. Todo lo anterior a cambio de las traducciones acepadas por la Real Academia de la Lengua RAE como la palabra güisqui para whisky y otras de ese talante; ojalá las nuevas palabras sean referidas al respeto, al amor, al gozo, a la belleza y al cuidado.