Querido Niño Dios,
Desde la Tierra, este sagrado hogar que nos has concedido para vivir, amar y formar comunidades, te escribo con un corazón lleno de esperanza. En este año, muchos hemos seguido nuestros caminos: estudios, trabajo, o la búsqueda de oportunidades, siempre aprendiendo a cuidar la especie humana y nuestra “casa común”. A pesar de los retos que enfrentamos, como las guerras y el terrorismo que traen dolor y sufrimiento, es reconfortante ver que cada vez hay más personas en el mundo trabajando por el cuidado del prójimo, reflejando así los valores del amor, la solidaridad y la compasión.
Este año, guiados por la sabiduría de nuestras abuelas te pedimos tres bendiciones:
1. Salud: Que reconozcamos que la salud verdadera trasciende la existencia de medicinas y hospitales. Que aprendamos a cuidarnos, a través de una nutrición balanceada y un estilo de vida que prevenga dolencias y enfermedades. Que el sector privado y la academia sigan liderando la creación de centros de investigación y servicios de salud ejemplares y ojalá generando el bienestar tanto rural como urbano. Que la salud mental se convierta en la prioridad en este siglo, y que aquellos ancianos enfermos y afligidos puedan encontrar consuelo y opciones en sus últimos días, para no convertirse en sufrimiento y calamidad para quienes los aman.
2. Prosperidad: Que cada vez hayan más emprendedores, más empresarios y mas empleos que generen impuestos y desarrollo económico. Que los gobiernos actúen con efectividad, enfocándose en hacer regulaciones que promuevan la libertad de mercado y la transparencia. Que los funcionarios públicos probos y expertos se focalicen en desarrollar de la mano de los gremios y la academia la infraestructura física, vial, fluvial, férrea, aérea, marítima y digital que sirva para promover la educación, el emprendimiento, las empresas para garantizar la seguridad alimentaria, la seguridad energética, la democracia y la soberanía.
3. Amor: Que entendamos que nuestra misión es amar y cuidar a los demás. Que mostremos respeto a nuestros mayores; gratitud con quienes nos han ayudado y creído en nosotros. Que nuestras acciones reflejen los valores de la misericordia y el perdón. Que seamos ejemplo de perdón, esperanza y fe, especialmente con quienes más lo necesitan.
Agradeciendo todo lo bueno de este año,