Aunque a algunos les parezca raro, el Amazonas comienza desde la cordillera oriental, donde arrancan los llanos mirado desde Bogotá. Llanura y selva, hábitat, y corredor de fauna, ríos, flora y cielos multicolores e inolvidables.
Historias de José Eustacio Rivera, de Rómulo Gallego, nos adentraban a las llanuras sin límites y a la selva indomable que hemos venido aprendiendo a conocer en importancia natural y belleza, como ecosistemas estratégicos, que ahora vemos con preocupación pues pareciera que estamos tarde para defenderlo, protegerlo y cuidarlo de la deforestación, quema y abusos de la agricultura forzada, ganadería extensiva, narcotráfico, explotación de fauna y flora, extracción ilícita y criminal de minerales y consecuentemente refugio de hampones de todas las calañas.
La esperanza está en manos de personas que con más visión, más conocimiento, más valor y total compromiso y convicción vienen desarrollando el cuidado de todos los ecosistemas que componen esta esperanza para la humanidad. La Fundación Gaia Amazonas con personas como su fundador, Martín von Hildebrand, que desde hace más de 30 años apoya a los pueblos indígenas para el reconocimiento de sus derechos, su territorio y sistemas de gobernanza local, la Fundación Natura, que no descansa desde hace más de 29 años; la Fundación para la Conservación Ambiental con su rigor por parte del gobierno los científicos más serios y reputados del instituto Sinchi, de Parques Naturales y claramente los más preparados del Instituto Von Humboldt, entre otras otras instituciones líderes de gobierno relacionados con tierras, indígenas, justicia y seguridad con limitados recursos para tanto territorio y complejidad, pero con mucho compromiso y conciencia de la importancia de ese territorio.
Hoy ante la importancia global De nuestra Amazonía han llegado nuevos e importantes jugadores en lo científico, en lo técnico, en lo geopolítico y en lo financiero con desarrollos de alto contenido ético que están innovando de la mano de los gobiernos e instituciones locales y regionales generando una nueva arquitectura institucional sin precedentes en ese territorio de todos.
Sin desconocer los esfuerzos de otras iniciativas, he conocido tres que me parecen muy relevantes, a saber. Fondos de Conservación para compensaciones a través de capturas de CO2 que se convierten en bonos para las empresas generadoras de carbono, que además de cuidar y estudiar preservan totalmente las áreas escogidas y acordadas con las autoridades ambientales y el gobierno donde se está estudiando las riquezas en fauna, flora corredores ecosistémicos, etnias entre otros. Se trata de proyectos de conservación pero también de generación de recursos y conocimiento para el país y el mundo.
Otra iniciativa es el desarrollo de proyectos de conservación con altas inversiones e involucramiento de comunidades étnicas a través de cumplimientos ambientales y sociales de grandes empresas del sector minero energético en alianza con los gobiernos locales, con la supervisión de las autoridades ambientales y coordinado con el sector gremial y que se materializa en el cumplimiento de los compromisos y obligaciones de las empresas en sus procesos de licencias y permisos socio ambientales.
Las anteriores iniciativas se complementan con el esfuerzo en los países amazónicos (Brasil, Perú y Colombia) con el fin de identificar las mejores prácticas para proyectos de infraestructura vial, generación de energía, minería e hidrocarburos, de tal forma que se asegure, más allá del cumplimiento de la normatividad vigente de cada país, los más altos estándares desde la identificación y mitigación de los riesgos asociados de los proyectos hasta los valores agregados que deben dejar los eventuales proyectos que puedan y deban hacer en la Amazonía en el más alto respeto a las comunidades y cuidado del medio ambiente. Para tal fin hay grupos multidisciplinario de primer nivel, con el apoyo del alto gobierno de los países involucrados y los recursos de cooperación a través de la USAID.
Queda claro que cuidar el Amazonas es responsabilidad de todos y que empieza desde hacer conciencia que es más de la tercera parte de Colombia, que es la riqueza más grande del país y que la sostenibilidad es posible en la medida que sepamos conjugar el bienestar de la gente, el cuidado y protección del ambiente con una nueva aproximación al capital natural.