La felicidad de volver a ver a sus padres, hijos, hermanos y los amigos en estas festividades (después de casi 2 años de restricciones de todo tipo), es para muchas personas poder viajar a sus poblaciones, volver a encontrarse con su esencia, y todo gracias a la cultura del autocuidado, el encierro, el gran esfuerzo de todos los hospitales, centros de salud, cuerpo medico, paramédico, logístico, así como el ejemplar programa de vacunación y el compromiso de campesinos y empresarios, que sacaron lo mejor para continuar con actividades, producción y empleo.

En este año fue evidente el esfuerzo de volver a abrir los negocios, ofrecer mas empleo y poder trabajar para asegurar los recursos económicos. Ciertamente, fue el año de un renacer en lo personal, en lo afectivo, en lo económico y en lo espiritual.

También hay una relativa tranquilidad debido a que han disminuido (aunque no desaparecido) las amenazas de agresión contra los ciudadanos de bien y a los bienes públicos, pues los organizadores de paros y bloqueos no están tan activos, con excepción de las ciudades donde los alcaldes permiten los desordenes por su alineación política con los organizadores. Son las mismas Alcaldías que a cambio de fortalecer la seguridad ciudadana y la policía han reencauchado las nunca bien recordadas direcciones de transito y transporte con la inmensa burocracia de agentes civiles.

En cuanto a las celebraciones sin miedos, con salud, con trabajo y con los deseos de añoranzas de novenas, nochebuena y año nuevo, no podemos olvidar que:

1. Aún hay personas que no se han vacunado.

2. La variante Ómicron “tiene un potencial significativo para cambiar el curso de la pandemia. Oscurece las perspectivas…”*.

3. Los niveles de azúcar en la sangre contribuyen a la progresión de casi todas las etapas producidas por el Sars-CoV-2, altera la respuesta inmunitaria inicial y favorece la progresión de la enfermedad de acuerdo con Emmanuelle Logette, del equipo del Hospital de Baden-Suiza y el estudio del Dr. Dimitri Patriki**.

4. En Colombia, los contagios y muertes viene en aumento debido al relajamiento.

Hay que reconocer que el autocuidado no es suficiente; que el deber y compromiso es con el cuidado de las personas cercanas, e incluso de todas las que comparten espacios en oficinas, transporte y lugares públicos; por lo que además de las vacunas, el tapabocas se hace indispensable el distanciamiento social, el lavado de manos, los lugares abiertos y el poco consumo de azucares. Se deben constituir en las normas mínimas de respeto y aprecio por la vida.

Hay que propiciar y exigir los deberes y comportamientos que previenen estas amenazas que acaban con la vida y con la tranquilidad. Esto es evidente, ya que tanto los virus como los políticos violentos y mutantes aún están presentes, esperando sacar ventaja de los ilusos, los tercos, y los que no aprenden de lo que está pasando en otros países.

*Patrick Mathys Oficina Federal de Salud Publica de Suiza (OFSP)
**Por que el coronavirus golpea a unos mas que a otros Swissinfo.ch 06/12/2021