Analistas 25/02/2024

Error la ruta del éxito

Ramiro Santa
Presidente Sklc Group

Las nuevas generaciones están siendo educadas para emprender, tomar riesgos y buscar su realización en logros asociados a sus sueños. Ah valientes! pues el aprendizaje sugiere aciertos, desaciertos, pero también fracasos. En esta historia el fracaso no es el villano, sino el héroe inesperado.

Esa es la lógica que han tenido siempre los grandes empresarios - que no significa de los empresarios grandes- pero que sí los conocemos pues son los que dan ejemplo e inspiran pues son ellos los que han construido el bienestar, el trabajo digno y el ingreso para nuestros países. Así que abracen sus errores y prepárense para aprender de los tropiezos y las dificultades.

Todo negocio conlleva a reconocer los riesgos inherentes y emprender implica arriesgar capital, tiempo y esfuerzo con la esperanza de alcanzar metas y sueños. El emprendedor, valiente y decidido, se sumerge en la aventura empresarial con todo el coraje, una visión clara y una voluntad inquebrantable.

Desde una perspectiva filosófica, el error y el fracaso se erigen como maestros de vida. La teoría del pensamiento complejo nos enseña que enfrentar la complejidad del mundo empresarial implica aceptar y aprender de los errores. La empresa, al igual que la vida misma, está llena de altibajos, desafíos y problemas constantes. Aprender a sobrellevar estas dificultades es esencial para el crecimiento y la supervivencia empresarial.

En la sociedad contemporánea, el éxito se asocia frecuentemente con el poder, el dinero y la fama. Sin embargo, el verdadero éxito radica en la capacidad de vivir la vida en nuestros propios términos, sin dejarnos influenciar excesivamente por las expectativas externas. El fracaso, por otro lado, se experimenta cuando las expectativas no se cumplen, pero también puede ser un poderoso maestro que nos impulsa a aprender y crecer.

El error, tanto en la vida, como en la ciencia y en la empresa, es inevitable. Sin embargo, lo crucial es aprender de él para prevenir, evitar y no repetir los mismos errores. La toma de decisiones erróneas puede afectar no solo la situación económica de la empresa y los involucrados sino también en su autoconfianza y hasta su salud sicológica. De negarse a reconocer, a analizar y a corregir los errores se ponen en peligro la estabilidad y el éxito.

El verdadero éxito no se mide por la ausencia de fracasos, sino por la capacidad de aprender y crecer a partir de ellos. En última instancia, como señala el proverbio, el diablo sabe más por viejo que por diablo, lo que sugiere que, a pesar de los desafíos y contratiempos, el éxito es alcanzable para aquellos que persisten y aprenden del camino.

Las hazañas de empresarios legendarios como Walt Disney, Henry Ford, Mary Kay Ash, Steve Jobs, Bill Gates y la omnipresente Google Inc., han recorrido en este viaje por el universo del emprendimiento con un torbellino de fracasos transformados en triunfos.

Imaginemos a Walt Disney siendo despedido por falta de imaginación, solo para convertirse en el maestro detrás de la "factoría de los sueños", a Henry Ford luchando contra los fracasos automotrices para finalmente cambiar la forma en que el mundo viaja con su Modelo T, o Steve Jobs, cuyo regreso a Apple lo llevó de la oscuridad al estrellato tecnológico del iPhone y de Pixar.

Bill Gates, con su confianza en el sistema operativo Windows, aprendió la dura lección de no subestimar a la competencia con Google. Sin embargo, Microsoft no se rindió y se reinventó con incursiones en tabletas y teléfonos inteligentes. Mientras tanto, Google abrazó la cultura del fracaso como un trampolín para la innovación, desarrollando Android y el incomparable buscador que usamos todos los días.

Desde despidos hasta disputas, enfrentando discriminación, a cambio de las reglas del juego con leyes traídas de los cabellos y errores estratégicos, estos gigantes de la industria nos enseñan que el fracaso no es el final, sino el comienzo de una nueva oportunidad.

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