Hágasela Luz y Luz se la hizo
domingo, 2 de junio de 2024
Ramiro Santa
La oscuridad en el camino le da valor al villano, vulnera al desprotegido y expone a las mujeres y a los niños. La pobreza en el mundo siempre es oscura, triste y desesperanzadora, en casas vetustas hechas con muros de carga, las habitaciones sin ventanas donde las familias duermen, cocinan y hacen los deberes de sus estudios y trabajos. Ese fue el reto que encontramos y el reto de toda una compañía fue buscar alguna alternativa para iluminar el presente y futuro de madres, niños y comunidades.
Hace varios años, en la búsqueda de una solución, encontramos una red internacional de empresarios que apoyan a jóvenes líderes capaces de generar cambios positivos de gran escala. En este caso en particular, lo encontramos en un pueblo de Boyacá, Colombia, donde existía un proyecto que tenía la solución para iluminar hogares de bajos recursos con luz natural, usando una botella PET de 1,5 litros de bebida gaseosa.
El dispositivo funciona como un prisma en la cubierta de las casas. Haciendo un pequeño hueco en el techo de forma segura y sin posibilidad de generar goteras, el agua dentro de la botella refracta la luz solar durante el día, brindando tanta luz como una lámpara incandescente de 40-60 watts al interior de la vivienda. El impacto en la luz, en las casas y en las comunidades es inmediato, y es por eso que Colombia va a llegar a las 20.000 familias beneficiadas este año.
El reto aumentó cuando las mismas comunidades, ante el costo o ausencia del servicio de la luz, nos pusieron a la tarea de la iluminación nocturna en las casas, lo que también derivó en el alumbrado público. Después de varias reuniones y ensayos con instituciones y universidades en varios países, se llegó a la solución óptima. Hasta ahora, más de 500.000 personas se han beneficiado de los sistemas de iluminación para hogares, lugares y vías públicas en lugares apartados, lo que se traduce en comunidades seguras y vibrantes después de la puesta del sol. Desde bulliciosas calles de ciudades hasta remotas aldeas rurales, las farolas solares han llevado luz a 35 países y más de 500 comunidades.
Ya con los postes para el alumbrado y la disponibilidad de energía, el equipo diseñó una propuesta para brindar conectividad a las comunidades. Este proyecto ganó el reconocimiento y apoyo de Google y de Starlink, y fue así como los postes se convirtieron también en antenas para tener internet y democratizar la conectividad para la base de la pirámide, garantizando así a los más necesitados el acceso a la educación, la cultura, la información, la atención sanitaria, el emprendimiento y la formación profesional. El proyecto se conoce como Linternet y, hasta hoy, ha beneficiado a más de 200.000 personas en situación de extrema pobreza en el mundo, y está presente en varios otros países como Ghana, Pakistán, Filipinas, Kenia y Estados Unidos.
Los impactos en el mejoramiento de la calidad de vida son más que evidentes: en el rendimiento de los niños en sus estudios, mayor seguridad y permanencia de los niños dentro de su habitáculo familiar, reducción de la violencia intrafamiliar y el abuso sexual. La seguridad en los caminos, calles y trochas también contribuye a la activación del comercio y las economías, redundando en la construcción de confianza y cohesión comunitaria, ya que los proyectos, desde el diseño hasta el montaje y el mantenimiento, son resueltos, diseñados y ejecutados por la comunidad.
Esta es la fundación colombiana Litro de Luz, que inicio con un préstamo de 25.000 dólares y, gracias a una destacada presencia mediática que incluyó un comercial con Usain Bolt, reconocido como el hombre más rápido del mundo, y la tenista Serena Williams, se lograron donaciones por un millón de dólares. Como resultado de este éxito, el director de la fundación, el colombiano Camilo Herrera, fue reconocido por Bloomberg como una de las 500 personas más influyentes de América Latina.
Hoy las decisiones estratégicas de las empresas para aportar a la sociedad en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los estándares ESG son cada vez más integrales. Desde las empresas donde he trabajado, he hecho alianzas con Litro de Luz, un jugador mundial que tiene a su haber 200.000 historias en toda América Latina, Estados Unidos y África, donde, en esquemas multipartitos, se viene rompiendo la entropía de la pobreza a través de inversiones en un futuro de oportunidades para la innovación y el crecimiento.
Ramiro Santa