Como nos lo volvió a recordar el virus chino, la fragilidad del regalo de la vida se pone a prueba todos los días en una sociedad llena de egos, egoísmos y codicia vemos como los líderes del mundo propician y provocan situaciones que están arrasando con la vida de personas y que está realidad tiende a empeorar en el mar de babas, odios y justificaciones que solo oscurecen la esperanza de poder vivir en paz.
La esquizofrenia de los caudillos la vemos en Europa con la invasión rusa, en Norteamérica incendiada por la polarización, en Asia con los implacables regímenes totalitarios con ínfulas de emperadores y África arrodillada con los fanatismos religiosos por no mencionar en el vecindario Centro y Suramericano con las versiones platanizadas, con poses mesiánicas del ex dueño de DDM por qué se había inventado una nueva forma de economía incluyente, y que solo recuerdan el libro del Bestiario Latinoamericano del escritor colombiano Alfredo Iriarte.
La otra cara de la moneda es la lucha de millones de personas que desde las universidades y centros de investigación con su experiencia y sabiduría con muy buena voluntad lucha por mantener con vida a las personas y es así como se han inventado, desarrollado y patentado miles de medicinas, protocolos y tratamientos para personas que tienen enfermedades de alta complejidad, daños incurables que generan deterioros catastróficos para el paciente y su familia que la sufre tanto o más que el enfermo.
El dilema ético es que hacer o qué no hacer ante esta situación de millones de familias que ven a sus seres más queridos consumirse en su dolor de cuerpo, angustia del alma, erosión del amor y respeto de la familia destruyéndose en discusiones por decisiones de vida o muerte en medio, muchas veces, de afugias económicas o falta de tiempo. Situación esta que empeora si el enfermo no se puede valer por sí mismo y los "responsables" son los hijos que viven lejos y/o tienen obligaciones de tiempo con sus propias familias.
En la cultura latinoamericana no se enseña, ni es de buen recibo, tener conversaciones difíciles que puedan generar sentimientos de culpa o conflictos. La escucha de puntos de vista diferentes, los prejuicios y los juicios de valor ahogan la posibilidad de acuerdos y en este caso la aceptación de que todos los seres vivos tienen un ciclo finito determinado por la muerte, independiente de la fe o la creencia de lo que sigue después del paso por la tierra.
El padre de un amigo que disfrutaba la buena mesa después de un accidente cardiaco su médico le recetó además de muchas medicinas una dieta saludable que es señor padre, además de incumplirla, ante los reclamos airados de sus hijos les replicó "son UDS, mis hijos, que quieren que yo me cuide para que UDS cumplan con venir cada 15 días a hacerme 2 horas de visita ?.... Yo he tomado la decisión de vivir y no de durar." Ciertamente vivió muy bien pero poco. Conozco otra persona, hija ejemplar, con su madre de 100 años y que sobrevive a un Alzaimer desde hace 30 años y recientemente la operaron de la cadera con anestesia local para minimizar el riesgos de fallecer. Madre e hija siguen sufriendo. Otro conocido relativamente joven duro 5 años con muerte cerebral en su casa al cuidado de su esposa e hijos.
Con tanto avance de la medicina para durar idiotamente que idea vamos a tener para tranquilamente hablar y planear la vida que queremos para nosotros por respeto a nosotros mismos y nuestros seres queridos ?