La ética del trabajo, el ejemplo del esfuerzo, la admiración por los que se arriesgan en los negocios, innovan, hacen empresa y el reconocimiento a los liderazgos de los empresarios es parte del ADN de los colombianos. Son esos hombres y mujeres que tienen desde la venta de arepas hasta las multinacionales que logran extender sus beneficios a través del trabajo digno, encadenamientos, inversión social y ambiental, más allá de sus obligaciones legales.
Lo único constante es el cambio, en consecuencia, la sociedad tiene nuevos retos y necesidades para solucionar lo que requiere de talentos, competencias y cosmovisiones novedosas. El ejemplo está en los jóvenes innovadores, dueños de empresas que solucionan problemas importantes o nos generan necesidades que impactan para bien la calidad de vida. El desarrollo de softwares, formas de mensajería, transporte confiable para personas y materiales, el pago sin efectivo, el conocimiento a través de la tecnología, la compra en línea, son oportunidades que vienen solucionando las nuevas generaciones del mundo sin importar la nacionalidad, condición, creencias o gustos.
En Colombia ya sobresalen entre los empresarios jóvenes y adolescentes millonarios que, con su talento, capacidad de convocar y de encontrar nichos, se arriesgan a proponer iniciativas que poco a poco logran consolidar como empresas nacionales y multinacionales que nos ofrecen servicios y productos que nos dan calidad de vida, esparcimiento, alimentos, logística, tecnología.
Pensar en jóvenes millonarios, inspiradores que hicieron realidad sus innovaciones en renglones de la economía destinada a los países más desarrollados como en el área financiera con Nubank, en servicios y aplicaciones logísticas como Rappi, de desarrollo de software como Tecnopac, Vaki entre otras son las empresas multinacionales que hacen de Colombia un referente de innovación con trabajo honrrado y que sin duda son la esperanza del buen liderazgo para proteger la democracia, las libertades y los derechos.
Otros jóvenes reconocidos en el mundo por su talento están en el arte y son ellos los que han puesto a bailar, cantar, leer y hablar castellano al mundo; los cineastas, los actores y actrices, los músicos, los pintores, escultores, arquitectos y diseñadores que están enseñando que en este país siempre la realidad supera la ficción y que en esta estirpe que tiene principios, valores y propósitos superiores la dificultad es un reto provocador y nunca una excusa para amilanarse, buscar culpables o victimizarse.
Por último y no menos importante están otros líderes jóvenes, inspiradores y diplomáticos que son los deportistas, que al igual que los anteriores luchan, disfrutan y triunfan profesional y económicamente. Los hay desde beisbolistas, que ganan 7 millones de dólares, hasta futbolistas, ciclistas, golfistas, boxeadores, maratonistas, automovilistas y hasta coleadores y jugadores de tejo. Son ellos los que convocan y unen al país, recuerdan la identidad y alimentan el orgullo de ser parte de Colombia.
Esta nueva raza de líderes no compiten, pero si complementan al empresariado y las empresas industriales, comerciales, agropecuarias que con su conocimiento, trabajo y tesón han traído a Colombia a esta senda y tendencia positiva, pues gracias a su compromiso la institucionalidad se ha fortalecido; la academia ha mejorado en calidad, inclusión, investigación y numero de planteles; la salud ha crecido en cobertura, tecnología y atención y el empleo ha mejorado en oportunidades, equidad y garantías.