Aunque tiene nombre de telenovela latinoamericana, se refiere a la conversación que todo ser humano tiene con esa voz interna que vive en el piso de arriba, que juzga, opina, engaña, aconseja, no siempre bien, preocupa y a veces enloquece.
El escritor Jorge Luis Borges abordó genialmente el tiempo, la memoria y la identidad a través de los personajes en sus obras; así mismo la dualidad del ser, la naturaleza y la percepción de la realidad. Situación que arroja que cada persona registra en la memoria las vivencias con los criterios formados con las experiencias personales o adquiridas, las creencias, los valores, las coyunturas y hasta las mismas expectativas.
En esa lógica, el inquilino que archiva los recuerdos de lo fáctico lo hace bajo criterios y análisis totalmente subjetivos, lo que afecta de forma sustancial la "realidad de verdad".
Seguramente si tuviéramos la oportunidad de viajar en el tiempo para presenciar el recuerdo de ese amor idílico, maravilloso y mágico, no era tan mágico y extraordinario; seguro visitar ese momento y ese lugar tan lleno de magia que conocimos no es ni lo uno ni lo otro; si volvemos al momento donde nos burlábamos de ese compañero no es ni chistoso ni amable y por el contrario es vergonzoso.
En estos días donde por mostrar que en las redes sociales los momentos "inolvidables" con fotos y videos quizás están perdiendo la verdadera esencia del momento, la trascendencia de la situación, la belleza del lugar o la importancia del momento, pues nunca el video o la foto puede mostrar el sentimiento, el ánimo y el momento único e irrepetible.
De lo anterior quedan tres acciones:
1. Aceptar la invitación de sentarse a hablar con el niño que fue hace algunos años para preguntarle si está satisfecho con lo que usted ha hecho de ese niño; más de uno se va a sentir halagado de haber cumplido con los sueños y la expectativa de ese niño, que seguramente estaba más orientado al resultado del "ser" y no del "tener".
Estará feliz de ver al buen hijo, al buen hermano y amigo; estará feliz de saber que no traicionó los principios ni a los sueños que tenía, pero para algunos el niño de hace algunos años se sentirá triste de que usted priorizó la ambición a la familia, los principios por dinero, la vocación por la apariencia o el amor por la conveniencia.
2. Tomar acciones remediales para aprender a decir no, para disfrutar cada momento con cuerpo, alma y corazón, sin ocupar las manos y el pensamiento distrayendo la felicidad, el paisaje el evento tratando de tomar registros fotográficos y fílmicos para demostrar algo a los que tampoco les importe.
3. Destinar tiempo en nutrir de buenos momentos y recuerdos de los que ya no están a sus familias para que no se pierda la historia en esta sociedad que sufre de Alzheimer colectivo, que no aprendió de las pandemias, ni del dolor, ni de la violencia y el hambre ocasionados por las guerras, por la persecución religiosa y la polarización política.
Reivindiquemos la memoria amable y llena de amor, besos, risas y determinaciones admirables con quienes nos aman por lo que somos.