Mi padre tuvo la preocupación que los clásicos de la literatura perdieran parte de su encanto y actualidad debido a la velocidad de los inventos que ponen en desuso y en el olvido objetos, practicas y servicios; hoy en día hay población adulta que no sabe que es una guía telefónica, un fax, un biper, un marconi, los teléfonos de disco, el kardex, las máquinas de escribir, los relojes despertadores, disquetes, diccionarios y enciclopedias, listado este de algunos objetos y servicios que ya no existen pues han sido reemplazados por tecnologías, programas y aplicaciones.
Solo como reflexión, en los últimos 10 años se han desarrollado tecnologías, oficios y costumbres como el trabajo sin oficinas y desde la casa, las consultas médicas, los conceptos jurídicos y pleitos legales se gestionan y resuelven virtualmente, las operaciones complejas a través de laparoscopia, se prepara en un santiamén las recetas más exquisitas en el Thermomix o en el Airfryer; los jóvenes juegan, estudian, consiguen pareja y hasta se llaman para conversar con sus smartphones; todo lo que se compra se pide a domicilio a través de servicios de mensajería, se acepta la legalidad de las firmas digitales y hasta se dictan clases con profesores con presencia física a través de hologramas.
La alimentación supuestamente saludable a través de píldoras con suplementos vitamínicos pero también hay proteínas, vitaminas y nutrientes como lo presenta la serie animada de Hanna Barbera Los Supersónicos, las comunicaciones y monitoreo de los signos vitales desde el reloj como Dick Tracy o los exámenes de salud a travez de una píldora electrónica como la distracción que ofrece el parque de Disney World donde los visitantes también pueden viajar por el torrente sanguíneo para salvar una vida.
A lo que sí se debe estar vigilante es a los videojuegos de apología a la violencia y a las bandas de asesinos donde se juega a cumplir misiones donde hay que disparar y matar donde el premio y la enseñanza esta intrínseca la destrucción, la perdida del miedo a las armas y a que se acepte como normal las muertes violentas. Es grave oír y ver la guerra que está sucediendo en Europa y los ajusticiamientos en los gobiernos totalitarios y fanáticos, son preocupantes los sentimientos de odio y resentimientos en los mismos compatriotas y son muy tristes los discursos amenazantes y revanchistas en los líderes políticos y como si eso fuera poco los poderes de las bandas de hampones con ejércitos privados que distorsionan los valores y los principios.
Como decía el Papa Benedicto XVI no nos dejemos confundir los principios no son negociables, no admiten interpretaciones y toda la gente de bien debe conocerlos y seguirlos con obediencia, con amor al prójimo, con respeto por los demás y con vocación para el cuidado, ese debe ser el propósito para este año en todo lo que pensamos y hacemos.