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Que no sea coqueto ni tampoco mariqueto

Ramiro Santa

Las velas encendidas, las solicitudes y los milagros atribuidos han hecho que Fernando Martins, hijo del caballero Martín de Alfonso, descendiente de nobles franceses, y de María Taveira, nacido en Lisboa el 15 de agosto de 1195, sea uno de los santos más venerados en la Iglesia Católica.

A los 15 años, pese al gran rechazo de sus padres y familia por su vocación, Fernando renunció a su herencia e ingresó en el monasterio de San Agustín. Continuó sus estudios en el monasterio de Santa Cruz de Coimbra, y luego en la comunidad franciscana. En 1220, Fray Juan Parenti, provincial de España, le otorgó los hábitos a Fernando Martins, quien cambió su nombre por el de Antonio.

Antonio de Padua, también conocido como San Antonio de Padua, es famoso por los numerosos milagros que se le atribuyen, tales como la resurrección de un niño ahogado, la curación de un pie amputado, la convocatoria de miles de peces para orar con ellos, y la aparición del Niño Jesús en sus brazos, entre otros.

San Antonio de Padua es el patrón de las mujeres estériles, los viajeros, albañiles, panaderos y papeleros. También es el patrono de las cosas perdidas o refundidas, a quien confiamos desde unas llaves hasta una persona y nuestra paz. A San Antonio de Padua se le puede pedir ayuda para encontrar todo aquello que no podemos hallar por nosotros mismos.

La oración infalible de tantas abuelas, madres y todos es: “Glorioso San Antonio, tú has ejercido el divino poder de encontrar lo que estaba perdido. Ayúdame a volver a encontrar la Gracia de Dios y hazme encontrar lo que estaba perdido, para mostrarme la presencia de tu bondad”.

Como si lo anterior fuera poco, en varios países se le aprecia más por ser el Santo del amor y el patrono de los enamorados. Él recibe los anhelos del corazón y puede interceder para ayudar a encontrar una buena pareja, recuperar un amor extraviado o fortalecer la relación de pareja.

La oración a San Antonio para pedir por un amor es en casi todo el mundo: "San Antonio bendito, glorioso santo de los milagros, gran consuelo de los afligidos, obtenme de Dios Misericordioso la difícil gracia que en oración pido. Acudo con devoción y cariño sabiendo que en las penas de amor me darás alivio y remedio, pues tú eres generoso y compasivo y ante el Señor intercesor escogido".

Pero la versión en todo el Caribe es: “Ay San Antoni Bendito, yo quiero un novio bonito no importa que sea choreto, con tal que no sea pepeto” o esta versión bastante más directa y dice: “San Antonio bendito, dame un novio bonito, pero que no sea coqueto ni tampoco mariqueto”.

En cualquier caso, cosa, persona o sentimiento solicitado, mientras esperan el milagro, los devotos ponen de cabeza la imagen de San Antonio, lo ponen contra la pared o le quitan al Niño Jesús que tiene en sus brazos, seguramente todo esto es. para darle un sentido de urgencia a la petición.

La devoción por San Antonio es tan grande y tan popular que, además de iglesias, parques y centros educativos y hospitales, tiene canciones dedicadas a él, como la puertorriqueña compuesta en 1934 por Félix del Rosario:

“Virgen de Alta Gracia, compañera mía, tú para tu casa y yo para la mía. Tengo a San Antonio puesto de cabeza, si no da novia, nadie lo endereza. Oiga, San Antonio, a mí me gusta esa, si está acompañada, pues, no me interesa. Enero, febrero, ay, marzo, abril y mayo. Son cinco meses primeros del año. Palo, palo, palo palo bonito palo eeeh…

En España, la canción titulada Ay San Antonio de Marife de Triana dice: “Ay San Antonio bendito, que trabajito cuesta que salga un novio, que salga un novio, que venga derechito p’al matrimonio, p’al matrimonio”.

Seguro usted ya le ha pedido o, con esta lectura, se le antojará hacer la lista para recuperar las cosas, costumbres, habilidades y personas perdidas, refundidas o deseadas, y la única forma de asegurarlas está en categoría milagro.

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