La historia comienza con un llamado audaz y casi poético, impreso en las páginas del periódico más emblemático de Londres: "se buscan hombres para viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito". Era la llamada de Sir Ernest Shackleton, un hombre cuya valentía y determinación lo llevarían a desafiar los límites del conocimiento humano y la resistencia física en la vasta y hostil Antártida.
El anuncio marcó el comienzo de la expedición más ambiciosa hasta la fecha, la Expedición Imperial Transantártica, con un equipo de 27 hombres y 68 perros, zarpó a bordo del Endurance en agosto de 1914 en la coyuntura histórica del inicio de la Primera Guerra Mundial. El objetivo era atravesar el continente antártico, pasando por el Polo Sur, en un viaje de más de 3.000 kilómetros.
Apenas unos meses después de partir, el Endurance quedó atrapado en el implacable hielo del mar de Weddell, congelado en su lugar la nave resistió durante 281 días, pero finalmente sucumbió a la presión que fracturó el navío y lo hundió, dejando a la tripulación en un paisaje helado y desolado.
Lo que siguió fue una lucha desesperada por la supervivencia, con sus escasas pertenencias y arrastrando por el hielo tres botes salvavidas, los hombres sin perder la mística y la esperanza se establecieron en un campamento improvisado en el hielo, bautizado como Campamento Océano.
Pero Shackleton no se rindió, guiado por su extraordinario liderazgo, convicción y determinación tomó decisiones audaces y arriesgadas para mantener a su equipo unido y con optimismo en medio de la precarias posibilidades de vida. Cuando el hielo comenzó a romperse en la primavera de 1916, Shackleton lideró a sus hombres en una travesía peligrosa a través del Mar de Weddell, hasta llegar finalmente a la isla Elefante.
Desde allí y con la promesa de volver a rescatar al resto de la tripulación, Sir Schackleton con solo cinco de sus hombres se lanzaron a una epopeya aún más increíble: un viaje a través del traicionero paso de Drake en una pequeña chalupa. Después de dieciséis días de navegación agónica, llegaron milagrosamente a la isla de Georgia del Sur, donde encontraron ayuda y solidaridad. Pocos meses después, a finales de agosto, a bordo del remolcador chileno, Shackleton conseguía llegar finalmente a recoger a su tripulación que habían sobrevivido en la isla.
La historia de Sir Shackleton y su tripulación es un ejemplo de liderazgo, resistencia, valentía y coraje en las condiciones más adversas e inimaginables. A pesar de enfrentarse a la muerte en cada paso del camino, nunca perdieron la esperanza ni la voluntad y aunque Shackleton no logró su objetivo original de cruzar la Antártida, su legado perdura como inspiración de lo que el espíritu humano puede lograr cuando se enfrenta a la adversidad con coraje y determinación.
Hoy son empresarios los empresarios grandes y pequeños, hombres y mujeres, que ante la incertidumbre, las amenazas y en la coyuntura de guerras y violencia son ellos quienes están asumiendo con coraje el liderazgo, luchando día a día su propósito superior en bien de la sociedad, generando bienestar y recursos para el funcionamiento de lo que realmente importa.