Amor y odio son sentimientos adquiridos con juicios de valor aprendidos durante la vida donde se mezclan cultura, creencias, educación, entorno y vivencias pero que al final de día son una decisión individual. Por lo tanto, debemos ser enseñados a elegir y a tener suficiente libertad para entender que de esas decisiones depende la calidad de vida.
Dos verdades universales: el dinero no es solamente riqueza económica y felicidad, no es un constructo individual. Los estudios reafirman la hipótesis que la riqueza tiene que ver con el propósito en la vida de cada individuo, el amor, la integridad y los lazos morales que se tiene con la familia, los amigos y su comunidad en general. En pocas palabras la felicidad se trata casi enteramente de conexiones morales manifestadas en la honestidad, el servicio, el respeto por los demás y la gratitud.
Las personas solo pueden comprender hasta donde los lleva su lenguaje, esta afirmación significa que si no se tiene la educación, el vocabulario y la lógica de los conceptos para moldear el pensamiento y guiar el comportamiento, las personas son esclavas de reacciones irreflexivas y sin ningún control. Dicho lo anterior esas personas son presa fácil para ideas carentes de sustancia de sus caudillos o jefes sin coraje, ni moral.
También se ha evidenciado empíricamente que en las personas que persiguen el dinero sin ningún marco ético, donde “el fin justifica los medios”, su supuesta felicidad se reduce a la ostentación de cosas y supuestas amistades que solo mueve el interés. Se puede concluir que las relaciones de personas sin propósito son fácilmente manipuladas por personas de poca valía , redes sociales y publicidad.
Todos conocemos personas que han conseguido mucho dinero pero que son miserables en su vida diaria; por lo tanto, están lejos de ser ricos. De la misma manera, la vida nos ha dado la oportunidad de conocer a personas que nos aprecian y están dispuestas a dar, acompañar y sacrificar,-amigos de verdad-, que con poco dinero son extremadamente ricos. Esa riqueza tiene mucho más que ver con la excelencia y el carácter.
El comienzo de la formación del carácter es aprender a decir "NO" que está asociado a la felicidad y la riqueza, que a su vez tienen que ver con comprender los límites, la capacidad para cultivar prudencia, integridad, juicio estético y un sentido trascendente de uno mismo. Lo anterior lleva intrínsecamente al servicio con y para los demás.
En esta coyuntura, se escuchan mensajes de algunas personas que insisten en la flexibilidad en los principios porque el mundo y el mercado están cambiando. Sin embargo, esa mentalidad hace que la virtud se vuelva subjetiva o relativa y, en consecuencia, los principios serán invisibles, dejando a las prácticas y procesos huérfanos a merced de los vicios.
La tercera verdad universal es que la vida y la providencia hacen desgraciados a quienes han violado, robado o engañado a otras personas con su desmedida ambición por el dinero.
Pero todos también conocen a esas personas que están pagando y mascullando la soledad, rodeadas solo por la precariedad de sus "amigos" que también tienen los mismos intereses de los animales carroñeros. Estos infelices contrastan con la mayoría de las personas que trabajan honradamente, estudian juiciosamente, sirven desinteresadamente, administran justicia equitativamente, cuidan amorosamente y hacen empresas ejemplarmente.