Analistas 14/01/2024

Un mar de conocimiento con un centímetro de profundidad

Ramiro Santa
Presidente Sklc Group

La calidad de vida se construye mediante una sólida infraestructura, acceso a la educación, servicios de salud, igualdad de oportunidades laborales o empresariales, administración oportuna de justicia, seguridad ciudadana, tecnología y democracia. También está estudiado que cada vez hay más inclusión, pero lamentablemente, esos avances se ven empañados por la información que circula en redes sociales. Los investigadores ven con preocupación la violencia, la intolerancia y el aumento de las enfermedades mentales provocadas por la avalancha de información negativa.

La desinformación, la información falsa y mal intencionada representan el riesgo más grave, según el ranking de los 10 riesgos globales más críticos para los años 2023 y 2024 elaborado por el Foro Económico Mundial. La proliferación de hechos y datos inventados en las redes sociales, sin curaduría de instituciones solventes ni responsabilidad de quienes lanzan informaciones con la intención de perjudicar contribuyen al odio, a la polarización y a los actos de violencia y guerras que estamos presenciando en todo el mundo.

Si la salud física de las personas depende de la calidad y salubridad de los alimentos ingeridos, la salud mental está intrínsecamente ligada a la calidad, veracidad y objetividad de la información que nutre el intelecto de cada individuo. Estos alimentos para el cuerpo y la mente tienen el poder de prevenir y curar enfermedades en ambos ámbitos. En esta lógica, la pregunta es: ¿con qué, cómo y quién está alimentando intelectualmente a los niños, jóvenes, comunidades, profesores, líderes y sociedad?

En los últimos años, las personas han aprendido a seleccionar alimentos más sanos, nutritivos, también a descartar aquellos perjudiciales y denunciar productos sin la debida trazabilidad o que no cumplen con los estándares mundiales y la regulación. Sin embargo, la información, especialmente en las redes sociales, que es falsa, imprecisa y malintencionada, carece de cualquier filtro o control y tiene el potencial de envenenar y enfermar a muchas personas con preocupaciones, frustraciones, desconfianza y hasta odio.

Es común presenciar discusiones sobre problemas mundiales basadas en medias verdades y aprendidas de mensajes y videos malintencionados publicados las redes. Resulta preocupante ver a personas angustiadas envueltas en teorías apocalípticas y cada vez es más frecuente observar individuos llenos de odio perdiendo amistades y familiares debido a desacuerdos sobre problemas que ni siquiera los impactan en su vida. La utilización de las redes por parte de personas con poder para manipular sentimientos y pensamientos con mentiras, incitando a la violencia y acciones temerarias, es simplemente inaceptable.

La estrategia para evitar caer en la desinformación y no enfermarse debe comenzar por elegir cuidadosamente los alimentos intelectuales provenientes de fuentes confiables. Se debe eliminar temas y personas tóxicas; identificar temas de interés para estudiarlos con buscadores que tengan criterios y curadurías; reconocer el círculo de influencia de cada uno para saber cómo agregar valor mediante análisis, comentarios y propuestas positivas; seleccionar instituciones educativas o centros de pensamiento para conocer estudios y opiniones expertas y calificadas. También hay aprender como ejercer los derechos contra los que publican noticias falsas y ofensivas. Desde el lado positivo es crucial desarrollar la capacidad de admirarse ante los talentos, las empresas, los artistas y los buenos lideres y tomar la decisión saludable de no asumir culpas de lo que pasa en el mundo, ni responsabilidades o roles que beneficien a quienes con intereses mezquinos abusan de la ignorancia y buena fe.

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Educación