Analistas 06/06/2020

La solución es la gente

Regino Navarro Ribera
Consultor empresarial y coach

Las empresas que antepongan el bien de sus colaboradores a cualquier otro aspecto de la empresa, especialmente cuando las dificultades arrecian, tienen más posibilidades de salir adelante y serán las ganadoras después, en épocas normales. Si en momentos de tranquilidad los valores proporcionan la ventaja competitiva a una organización, en situación de crisis los valores de las personas son la salvación.

Antes de seguir quisiera decir que estas líneas están escritas por una persona que no tiene empresa. Y hago esta aclaración, no pedida, para darle la razón a los que al leer esta columna afirmen que es fácil pensar así cuando no se tiene nada que perder. Sin embargo, en favor mío, podría aducir que me ha tocado palpar, en mi calidad de consultor, bastantes situaciones que podrían avalar mis afirmaciones. Quisiera mostrar, como ejemplo, lo que aportan algunos valores a la solución de la crisis.

Serenidad y objetividad. Ante una crisis, se debe cuidar la imaginación para no traer al presente, con la mente, todos los desastres posibles. Un pensamiento catastrófico no arregla nada. Pensar, sí; trabajar, sí; preocuparse, no. La angustia añade a un problema otro problema. Flexibilidad. Importa mucho en épocas difíciles variar la forma de pensar, mirar cada dificultad desde una nueva perspectiva. Empeñarse en empujar más y en trabajar más duro que antes, pero en la misma dirección, no suele ser un aporte. Es muy conveniente hacer el ejercicio de cambiar de óptica. Identificar una oportunidad, y sacarla adelante podría ser un buen aporte.

Rigor de pensamiento. Las medidas genéricas, sin estudios serios y sin matices, pueden agravar el problema. No se precipite, calma. Podría ser que “las medidas salvadoras de ahora”, fueran “la perdición del mañana”.

Participación, compromiso y creatividad, tres valores, que ayudan a superar dificultades. Cuando se permite y fomenta la participación, cuando todo individuo de la organización está involucrado en la búsqueda de soluciones, surgen las aportaciones inesperadas, la creatividad se desborda, emerge la sinergia, y entre todos se puede construir soluciones importantes. En ese momento los jefes pueden contar con el compromiso total de la gente. Preguntar y escuchar a los empleados es una de las claves de las épocas difíciles.

Otro ejemplo de cómo la vivencia de los valores es más necesaria que nunca es el valor de la austeridad. En épocas de crisis se necesita comprometer a la gente en la reducción de gastos. En esos momentos se requiere transparencia, mostrar datos, explicar posibles decisiones, y si hay que reducir nómina, se debería comenzar por los que más ganan. La austeridad es necesaria en tiempo difíciles… y siempre. Suele ocurrir en momentos duros que los empleados están dispuestos a dar cuotas voluntarias de sacrificio personal, sin necesidad de que nadie se las pida. La gente suele responder mejor de lo que se piensa.

Creer en la gente, en su realidad actual y en lo que puede llegar a ser. La confianza es el mayor estímulo para que un colaborador se ponga la camiseta. Sentir que se confía en uno es inspirador y transformador. Por el contrario, si no existe un clima de confianza, sí existe una cultura de pensar mal de los de abajo, se desintegran los equipos porque no hay relaciones sanas. La cultura de la desconfianza equivale a un clima laboral inhóspito.

TEMAS


Crisis empresarial - Confianza de los comerciantes - Confianza del consumidor - Presupuesto de las empresas