Recientemente en este diario escribí un artículo titulado ‘El mercado accionario, Apocalipsis Now’, en el que planteé la crisis actual del mercado accionario en Colombia y sus posibles causas. Me quedaría a mitad de camino si no me atreviera a hacer algunas propuestas que en mi opinión podrían contribuir al resurgimiento de la actividad accionaria, tan importante para la economía del país.
Antes de adentrar en el tema colombiano, hice la juiciosa tarea de reunirme con personas representativas del mercado accionario peruano y chileno, con el fin de saber cómo están las cosas en el vecindario con nuestros nuevos socios de la nueva bolsa unificada.
Comencemos con el desenvolvimiento reciente del mercado accionario chileno. Después de una tertulia con ejecutivos importantes del mercado bursátil chileno, extracté los elementos más importantes del acontecer bursátil en este país, bajo la óptica de estos dos actores del mercado.
Siendo el mercado chileno infinitamente superior en volumen al colombiano y al peruano, vemos que también están atravesando su propio viacrucis, obviamente sin las amenazas que rodean al mercado de acciones en Colombia. Son varios los hechos, que a continuación describo, que han incidido en la situación actual de este mercado.
El primer golpe lo dio el gobierno al gravar con un impuesto de 10% las utilidades en la compraventa de acciones, lo cual tuvo graves consecuencias sobre todo en el mercado retail y en la desaparición de los IPOs. La concentración de los grandes grupos económicos ha aumentado, lo cual afecta el reparto de dividendos, algo parecido a lo que ocurre hoy en día en Colombia. La situación política del país agravada por el estallido social de octubre de 2019 llevó a una fuga de capitales por parte de los inversionistas locales, algo nunca visto en la historia reciente de este país.
Y Chile tampoco se escapó a los efectos de la pandemia. Se afectó el ahorro de manera dramática en la base de la pirámide, hecho que perjudicó directamente al mercado accionario. Y la cereza del postre han sido las altas tasas de interés que, por definición, desalientan el mercado accionario.
Y en medio de esta situación, las firmas comisionistas chilenas tienen una dosis importante de responsabilidad. Al corredor-trader se le cambió su modalidad de compensación, desalentándolo a generar ingresos por trading. Esto está ligado al interés de las firmas comisionistas de buscar ingresos recurrentes vía fondos de inversión colectiva y dejando a un lado la esencia del negocio, que es la transacción de títulos valores. En este punto quiero resaltar la coincidencia con el diagnóstico que hice en el artículo pasado sobre el rol de las firmas comisionistas en el mercado bursátil accionario colombiano, donde se palpa una situación calcada.
Todo lo anterior ha llevado a una disminución en el volumen diario transado en el mercado accionario chileno, al pasar de US$230 millones a US$115 millones. Y aquí hay una paradoja: a pesar de la disminución del volumen transado, el índice Ipsa entre enero 1 de 2022 hasta la fecha se ha incrementado en un 43,29%, soportado en la presencia activa de las AFP y los fondos extranjeros.
Incursionando ahora en el mercado peruano, sostuve una larga e interesantísima conversación con Francis Stenning, quien durante muchos años se desempeñó como Gerente General de la Bolsa de Lima.
Hace aproximadamente ocho años, su mercado accionario estuvo seriamente amenazado con ser clasificado como Mercado Frontera. Inmediatamente se prendieron las alarmas por parte del Ministerio de Economía, el Banco Central, la Bolsa de Valores, las AFP y los emisores, emprendiendo varias acciones que permitieron que esta amenaza no se volviera realidad. Dentro de estas acciones, dos fueron las definitivas. Se creó una exención tributaria sobre las utilidades obtenidas en la compraventa de los tenedores de las acciones de mayor liquidez, y como complemento a esta positiva medida, los emisores contrataron market makers que les dieran liquidez a sus acciones e incentivaran a los inversionistas locales y extranjeros. Para que todo este esfuerzo fuera exitoso, la Bolsa de Valores de Lima eliminó los costos de bolsa para las operaciones de estos nuevos agentes del mercado.
Hoy el riesgo de Mercado Frontera desapareció gracias al esfuerzo mancomunado del gobierno y de los protagonistas del mercado bursátil peruano. Como diría Mockus: todos ponen!!
Con esta introducción considero que se abona el terreno para hablar de posibles soluciones y planes de acción para sacar al mercado accionario colombiano del atolladero en el que se encuentra.
Comencemos con el Gobierno. La primera pregunta para avanzar en este frente, es si el Gobierno tiene un real y comprometido interés en que la crisis de este mercado se supere. ¿Es consciente de la importancia del mercado de valores en el desarrollo de la economía del país? ¿Está dispuesto a tomar decisiones como las emprendidas por las autoridades peruanas?
A veces, no hay que inventarse fórmulas y soluciones que en otros países ya han sido exitosas. Que interesante el beneficio fiscal que otorgaron en Perú para la negociación de acciones de mayor liquidez. Como lo mencioné en mi libro ‘Lo vi y lo viví’ y en el artículo escrito para La República, considero vital el regreso a la Superintendencia de Valores, como órgano único regulador y promotor del mercado de valores de Colombia. Tanto en Chile como en Perú, así como en los mercados de valores importantes del mundo, existe un órgano especializado al frente de la actividad bursátil. Esto iría de la mano del cierre del Autorregulador del Mercado de Valores AMV, que como he dicho obstruye y dificulta el accionar de los actores del mercado por el exceso de control, pisándose las mangueras con la Superintendencia Financiera. A título de chisme me enteré que el costo de funcionamiento de la AMV es de $20.000 millones anuales! Más adelante planteo una manera a mi modo de ver más eficiente para la utilización de parte de estos recursos.
Hay dos temas regulatorios en los que no profundizaré en sus tecnicismos, pero que generan todo tipo de traumatismos que desalientan a los operadores y a los clientes a participar más agresivamente en este mercado. Las ventas en corto son operaciones especulativas indispensables en todo mercado que permiten mantener la dinámica cuando los precios están cayendo. Producto del Decreto 2555 el volumen de ventas en corto se disminuyó en un 44% entre julio de 2022 y julio de 2023. Por otro lado, el decreto 661 de 2018, referente al deber de asesoría al cliente, impuso tal cantidad de trabas que hace lento y engorroso el cierre de cualquier operación con el cliente. La cantidad de formalidades que se requieren para invertir en acciones, independiente de su cuantía, dificultan enormemente la transacción. Esta excesiva regulación fruto de la reacción de las autoridades por el temor y posible desconocimiento que se tiene del negocio, es un factor adicional que ha contribuido a la crisis en la cual nos encontramos. Para la muestra, un botón: en Estados Unidos se cierra una operación con un simple docusign. ¡Es urgente revisar estas normas!
Los emisores listados en Bolsa también deben hacer su aporte para que se cree un nuevo escenario en el mercado de valores colombiano. Los accionistas mayoritarios, las juntas directivas y sus principales ejecutivos, deberían comprometerse con el buen desempeño de su acción, replanteando su actual política de dividendos que evita la valorización de la misma y desalienta a los inversionistas a operar en este mercado.
La Bolsa de Valores de Colombia, próximamente Nuam Exchange, debe tomar medidas al respecto. Reactivar el área de promoción del mercado accionario y disminuir las excesivas tarifas por transacción. Que interesante sería promover, tal como se hizo en Perú, la creación de los market makers para las acciones de mayor liquidez. Estos agentes contribuyen a dinamizar el mercado ofreciendo permanentemente puntas de compra y venta.
Finalmente, y no menos importante, está el rol de las firmas comisionistas de bolsa. Pareciera que se les ha olvidado que el único nicho exclusivo que tienen es el del mercado accionario y que corren el riesgo de perderlo. En alguna ocasión, las fiduciarias y las administradoras de los fondos de pensiones intentaron que se reglamentara su participación directa en este mercado, obviando a las firmas comisionistas. Afortunadamente en ese momento pudimos neutralizarlos.
Como lo mencioné al inicio en el caso del mercado chileno, el apego a las actividades que generen ingresos recurrentes como los fondos de inversión colectiva, compiten desafortunadamente con el negocio transaccional, corazón de la actividad accionaria. La condición de filiales de bancos de la mayoría de las firmas en Colombia es posible que esté causando un desmedro en las iniciativas propias, por tener que acogerse a las directrices y estrategias de su respectivo grupo financiero, que como lo he mencionado en otras ocasiones, no están necesariamente alineadas con el desarrollo del mercado de capitales.
Me atrevo a lanzar una idea que creo podría ayudar a la reactivación y desarrollo de este mercado. Comprometer a los emisores, la bolsa, las AFP y las sociedades comisionistas, a crear una estructura liviana cuyo único fin sea promover y publicitar el negocio accionario. ¿Y qué tal si utilizamos una pequeña parte de los $20.000 millones inoficiosos que se gasta la AMV ?
¿Finalmente, quién está pensando en el abandonado inversionista pequeño? Si usted tiene $50 millones de pesos y quiere invertir en el mercado accionario, se enfrentará a un viacrucis. Es muy probable que lo manden a un fondo de inversión colectiva y no le permitan operar individualmente, porque no es rentable para las firmas y por los riesgos regulatorios y sancionatorios a que estas se exponen por la excesiva regulación.
Y quedamos a la espera de la puesta en marcha de Nuam Exchange, que le daría espacio a un mercado atractivo para la democratización de acciones por parte de los emisores, a incrementar las oportunidades para los inversionistas del mercado retail e institucional y a una importante participación de los fondos extranjeros. Y un dato último para el superintendente financiero opuesto a la integración de las bolsas: el nacimiento de esta bolsa regional de tres países integrados elimina por definición el riesgo del mercado frontera para Colombia.