Futuro, igual de negro y sin verdad
Tomando como base el documento “Propuestas para el futuro de Colombia”, del candidato Iván Duque, queda claro el espíritu de continuidad en la estructura esencial del país, nada nuevo ni prometedor, además de la indignación de no haber gobernado en cabeza ajena los últimos ocho años. Con una lista de 162 propuestas se estructura un programa, del cual haré referencia a dos temas neurálgicos, expresados en los ítems 82, 86, 87, 105, 139 y 147: la regla fiscal y la descentralización.
En la propuesta 86 está el corazón del sistema: mantener y ajustar la regla fiscal, con lo cual nadie puede estar en desacuerdo. El candidato Duque propone una regla fiscal contra cíclica basada en bonanzas y recesiones, es decir, en años de vacas gordas y otros de vacas flacas, pero construidos sobre el mismo tipo de cosecha, a la cual estamos acostumbrados en el país, las bonanzas cafetera o petrolera. Como la cafetera ya es añeja y débil, queda la del oro negro, lo que significa que ¿sin petróleo el país no tiene futuro?.
Al mejor estilo de una economía de enclave, la propuesta 147 es la de fortalecer el desarrollo minero, sin atreverse a decir que es partidario de más petróleo y fracking. Con nostalgia por las rentas del petróleo, de uso público, aspira a usar el remanente para crear el ahorro que sostenga la regla fiscal. No hay una propuesta para sustituir en el tiempo esa economía de enclave hacia un país diverso y no dependiente de uno o pocos productos. El futuro del país no esta ahí, tenemos que construirlo en una gran transformación del campo y desarrollo industrial en metalmecánica y servicios inteligentes, aquellos que no dependen de bonanzas.
La transformación del campo no existe, solamente hay menciones a entregar incentivos tributarios, por 10 años, a inversiones productivas. Es la concepción de la agricultura extendida y de monocultivo, donde no cabe el minifundio ni la base social de nuestros pequeños campesinos. No existe acuerdo de paz y mucho menos banco de tierras para fortalecer el agro, solo para áreas de expansión urbana (139), ninguna mención a qué hacer con las 10 millones de hectáreas de uso potencial agrícola que hoy tiene otros usos, ese problema no existe para el Centro Democrático.
No basta con modernizar al Ministerio de Agricultura, que es necesario, hay que transformar el campo recuperando área agrícola y resolviendo problemas de reparto y tenencia de tierras. La agroindustria es una alternativa para no seguir vendiendo productos sin transformación, hay que enseñar a generar valor agregado, ahí debe estar el centro de la investigación desarrollo. Romper con la economía de bonanzas es crear otra base productiva, la industria diversa, en la que la derivada del agro es solamente una cadena, la fortaleza debe seguir hacia la metalmecánica, que por ninguna parte la considera el candidato Duque.
Además de quedarse amarrado al pasado en estructura productiva, no hay perspectiva de descentralización.
La propuesta 87 dice que hay que fortalecer los ingresos locales y su autonomía fiscal, la que solo se logra con desarrollo productivo local, en contradicción con la propuesta 139, en la cual busca congelar el impuesto predial, entonces, ¿cuáles ingresos descentralizados? Aquí está la negación del proceso: el Centro Democrático no quiere ninguna verdad y menos sobre el valor de la tierra.