Analistas 24/07/2017

Acuerdo de París o de Estados Unidos

Roberto Rave Ríos
Presidente ejecutivo Laick - Cofundador Libertank

Los últimos años han reflejado el daño causado al medio ambiente a causa de las denominadas economías extractivas. El cambio climático es una realidad que no puede ser ignorada y el uso de los recursos naturales resulta un tema trascendental tanto desde la economía como desde el medio ambiente. Ya no es posible separar estos dos campos, menos en un mundo en el que los recursos escasean y el consumo aumenta. Menciona un estudio de la BBC que “casi 2 millones de personas se mueren al año por falta de agua potable. Y es probable que en 15 años la mitad de la población mundial viva en áreas en las que no habrá suficiente agua para todos”. Hace ya algún tiempo, el demógrafo Malthus indicó en su ensayo el “Principio de la Población” que la población crecía a un ritmo más acelerado que los recursos naturales y esto sería un gran problema a futuro.
El Acuerdo de París fue firmado en diciembre de 2015 por 195 países que buscaban combatir el cambio climático por medio de importantes transformaciones en sus economías. El artículo 2 del Acuerdo resalta que su objetivo es “reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, en el contexto del desarrollo sostenible y de los esfuerzos por erradicar la pobreza”. Aunque los compromisos allí adquiridos no sean vinculantes, la realidad del cambio climático es tan palpable que no es posible desconocer lo acordado en París. Erróneamente se ha creado una dicotomía entre productividad y medio ambiente. Al respecto, menciona el prestigioso Michael Porter que “el nuevo enfoque de la competitividad surge del incremento de la productividad en el uso de los recursos”. Además, menciona que “las empresas deberían entender la mejora medio ambiental no como una regulación molesta sino como una parte esencial de la mejora en productividad y competitividad”.
Para sorpresa de muchos, Estados Unidos en cabeza de su presidente decidió retirarse de este pacto argumentando que no quería que nada se interpusiera en su camino y que debía gobernar desde Estados Unidos y no desde París. En contraposición, uno de los más prestigios informes sobre la incidencia del cambio climático en la economía, redactado por el economista británico Sir Nicholas Stern indica que “se necesita una inversión equivalente a 1% del PIB mundial para mitigar los efectos del cambio climático ya que de lo contrario el mercado mundial sufriría una recesión que podría alcanzar 20% del PIB global”.
En conclusión, el cambio climático no obedece a una ideología en particular, no es republicano ni demócrata, tampoco importa si se llama el acuerdo de París o el acuerdo de Estados Unidos, lo cierto es que es una realidad que debe ser mitigada y pensada no solo desde lo global o lo estatal sino también desde lo personal, desde lo individual. El hecho de que el segundo país con más emisiones de CO2 del mundo decida retirarse del acuerdo resulta problemático para la consolidación de los objetivos de París, sin embargo, esto no debe desanimarnos para aportar desde lo particular a un mejor planeta.

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