Cinco lecciones de Ronald Reagan para Antioquia y Colombia
Hace unos días conversaba con mi amigo y socio en Libertank, Juan David García, sobre la tenacidad del expresidente Ronald Reagan, y en medio de nuestra discusión, terminamos hablando de un suceso muy bien recogido en la última película de su vida: El contexto es el de un joven simpatizante de la Unión Soviética que va a visitar un antiguo espía ruso encargado de investigar a los Estados Unidos. El joven cuestiona al exespía sobre el porqué de la rendición sin una sola bala, de una gran potencia como lo era la Unión Soviética, a lo que el exespía le responde: la pregunta suya no es la correcta, no es porqué si no por quién y la respuesta es Ronald Reagan.
Antioquia es una tierra forjada a fuerza de libertad. Aquí aprendimos que la vida se defiende con trabajo, con fe y con coraje. No es casual que nos inspire la figura de Ronald Reagan: un líder que, en medio de la Guerra Fría, recordó al mundo que la libertad no se mendiga ni se negocia; se protege con la firmeza de quien sabe que en ella se juega el destino de su pueblo, de su familia y hasta de su alma.
De su legado rescato cinco lecciones que hoy son brújula para Antioquia y para Colombia:
1. Nombrar al mal sin miedo.
Reagan no titubeó al llamar al comunismo “el imperio del mal”. Esa claridad moral lo hizo grande. Antioquia es clara cuando afirma que las ideologías que buscan uniformarnos y despojar al individuo de su libertad no son alternativas sociales, son amenazas disfrazadas.
2. Confiar en la gente, menos Estado y más sueños y posibilidades.
Con sus Reaganomics, Reagan apostó por el individuo como motor del progreso. Antioquia lo ha vivido desde siempre: fue la verraquera de nuestros campesinos, comerciantes y empresarios la que levantó esta tierra. Aquí nunca esperamos la dádiva; aquí creemos en la fuerza creadora del ciudadano.
3. La libertad como principio sagrado.
Para Reagan, sin libertad no había dignidad. Para Antioquia, sin libertad no hay futuro. Desde José María Córdova, pasando por Juan del Corral y Epifanía Mejía, hasta el más humilde jornalero, sabemos que la libertad es el único terreno fértil donde pueden florecer la justicia, la familia y la prosperidad.
4. Liderar con esperanza.
Reagan fue el presidente del optimismo, ni en los momentos más oscuros renunció a su sueño de un mundo libre. Creía en un mañana mejor y supo transmitirlo con palabras que levantaban y unían naciones. Antioquia, incluso en sus noches más oscuras, ha sabido amanecer con esperanza. Somos un pueblo que, aunque lo hieran las balas o lo golpee la violencia, se levanta con el corazón puesto en el futuro.
5. Recordar que la libertad siempre está en riesgo.
Reagan lo advirtió: “La libertad está siempre a una generación de desaparecer”. Antioquia debe tenerlo presente. Si nos dejamos seducir por las promesas fáciles, si renunciamos a la responsabilidad que trae ser libres, podríamos perder lo que más nos define. Hoy, como Reagan, debemos hablar con claridad y con esperanza: la libertad no está garantizada, se defiende todos los días. Y Antioquia, con su historia de lucha y su espíritu inquebrantable, tiene la misión de recordarle a Colombia que un pueblo que cree en la iniciativa individual, en la familia y en el trabajo jamás podrá ser derrotado.