Reescribiendo la narrativa empresarial: de villanos a héroes inspiradores
La Semana Santa es una gran excusa para repensar muchas circunstancias, para asumir cambios importantes y sobre todo para mirar hacia adentro, para excavar en más profundo de nuestra alma y ver qué papel estamos jugando en la transformación de nuestro presente, para sembrar esperanza en medio de la coyuntura que hoy vivimos. Pues si no diseñamos la esperanza que nuestra sociedad necesita, tendremos una dirigencia política diseñando la desesperanza que ellos necesitan para reconfigurar la idea del político como redentor.
En nuestra cotidianidad hay muchos mal llamados “villanos” fruto de una historia mal contada, llamamos Villano por ejemplo a un influencer que se equivoca por su falta de formación, haciendo una afirmación desafortunada sobre x tema, pero no profundizamos para ver que ese creador de contenido viene de la pobreza absoluta y con su trabajo logró sacar a su madre y hermana de la prostitución mientras le paga el estudio a seis sobrinos que serán los primeros profesionales que tenga la familia. También llamamos villano a ese empresario tradicional en el que vemos solo el éxito y el dinero, olvidando el esfuerzo, el sacrificio e inclusive la posibilidad de perderlo todo, hasta su familia, por la empresa. El influencer es el villano de una historia mal contada al igual que los empresarios.
En medio de esta coyuntura decidí crear un video podcast llamado como fue, con una única finalidad: inspirar y no descrestar. El mundo está cansado del descreste, ya sea porque un empresario tiene mucho poder, o porque tiene el mejor carro, o el avión privado más codiciado en el país o la casa más grande en la mejor playa. Los colombianos están agotados de ver líderes tanto en las redes sociales como en los canales tradicionales de comunicación, que descrestan pero que no inspiran. Y no inspiran por una única razón: porque para inspirar hay que abrir el alma, hay que mostrarle a la sociedad que no importa el “nivel social”, el carro o el yate, todos nos asemejamos en algo, hay una palabra que nos hace los mismos: la fragilidad. Diría el escritor Álvaro González Alorda: a todos nos llegan las mismas tormentas; a todos nos toca enfrentar en algún momento de la vida un dolor inconsolable. Ese dolor hace parte de todas las historias empresariales sometidas a grandes renuncias, a grandes fracasos, a innumerables dificultades. Mostrar el “exitoso”, mostrar la “abundancia material”, desprendida de esos puntos comunes, es deshumanizar el empresario para convertirlo en un villano. Por esto, menciona también Álvaro González, debemos “abandonar la felicidad de auto diseño, dejar el papel del piloto y pasar al del copiloto para servir. Esta es la única manera de vivir la verdadera felicidad y la esperanza” y además de combatir las anti narrativas. Como fue busca cerrar una brecha entre la imagen del “empresario villano” y el ser humano auténtico que ha superado adversidades y ha aprendido de sus grandes derrotas.
Como fue es también una forma de reivindicar una conversación rota entre dos generaciones, la de los empresarios digitales (influenciadores) y la de los empresarios tradicionales, mostrando que a todos nos cuesta, a todos nos duele, todos nos hemos quebrado, todos hemos pasado por tristezas del alma. Como fue es una invitación a dejar de descrestar para inspirar y transformar.
En la actualidad, esconder las historias de superación que anteceden el éxito empresarial, no es una opción, tampoco es una opción la división entre nosotros y menos el juicio a priori de una industria digital de jóvenes con luchas, vacíos y dificultades, pero con ganas de salir adelante y transformar su realidad.
“Nos jugamos la vida en las conversaciones que tenemos y también en las que no tenemos”, como fue es una forma de jugarnos la piel e inspirar, es también un llamado a la acción para todos aquellos que deseen cambiar la narrativa, tocar con sus historias a otros y demostrar que la verdadera fortaleza radica en aceptar nuestra fragilidad para servir a los demás.