La experiencia latinoamericana reciente contiene valiosas enseñanzas para los estudiosos de la economía del desarrollo acerca de lo que el gobierno de un país no debe hacer si desea elevar el ingreso y mejorar el nivel de bienestar de sus habitantes.
Disponer de modelos negativos, para evitar imitarlos, sirve un propósito instructivo. Pero eso no basta. Lo deseable es complementar esa visión con una indicación acerca de las políticas públicas que conducen a acelerar el ritmo de crecimiento.
El Banco Mundial llevó a cabo un ejercicio comparativo, denominado Growth Report, por medio del cual identificó los elementos comunes que comparten los países que han logrado alcanzar altas tasas de crecimiento. Esos elementos son:
-Aprovechan plenamente la interacción con la economía mundial.
-Mantienen la estabilidad macroeconómica.
-Promueven altas tasas de ahorro e inversión.
-Permiten que el mercado se encargue de la asignación de recursos.
-Tienen gobiernos comprometidos, eficaces y creíbles.
Los dos primeros ítems resultan ser de particular relevancia en un período de transición entre dos gobiernos. Este proceso se desenvuelve en un contexto de normalidad en los mercados financieros. Lo cual revela la expectativa de que seguirán vigentes dos grandes directrices de la política económica: la inserción de Colombia en la economía internacional; y la consolidación de la estabilidad macroeconómica como objetivo prioritario.
Si bien es algo que ha ocurrido sin estridencia, durante la última década la inserción de Colombia en la economía mundial se ha intensificado. No obstante, las ocasionales expresiones de añoranza de proteccionismo y aislamiento, la globalización se da por sentada y se acepta como parte de la normalidad cotidiana.
Las principales ciudades del país tienen agencias dedicadas a atraer inversionistas y visitantes extranjeros. El turismo internacional receptivo, creciendo a un ritmo de 30% anual, empieza a adquirir un tamaño significativo.
A la par con la llegada al país de inversión extranjera directa, las empresas nacionales se siguen expandiendo más allá de las fronteras. La Agencia Nacional de Infraestructura y la Financiera de Desarrollo Nacional, entidades recientemente creadas, han diseñado modalidades novedosas para vincular recursos externos de capital a la financiación de proyectos de infraestructura.
El sector agropecuario se beneficia con la apertura de mercados para las exportaciones agrícolas que permiten los TLCs. La Alianza del Pacífico ha liberalizado el movimiento de bienes, capitales y personas con México, Chile y Perú.
El efecto cumulativo de estos desarrollos se traduce en mayor actividad empresarial, modernización tecnológica y mejores oportunidades de empleo bien remunerado. Eso explica el apoyo que recibe la apertura al comercio y a la inversión por parte de amplios sectores de opinión.
La preservación de la estabilidad macroeconómica está respaldada por los lineamientos de la regla fiscal y por la credibilidad que tiene el Banco de la República por el manejo de la política monetaria y cambiaria.
El país ha iniciado la transferencia de poder político de manera ordenada y tranquila. Es previsible que el cambio de mando en el sector económico se hará con una madurez similar.