Imaginemos que en una asamblea en la cual se congregan quienes ejercen el poder político y económico del país se presenta de improviso una Hada Madrina y pide a la mesa directiva que le concedan 30 minutos para exponer una iniciativa que produciría mayor crecimiento económico, más empleo formal, menor inflación, menor vulnerabilidad externa y una distribución regional más equitativa del progreso. ‘No requiere obtener recursos externos.
Implica una reforma de la política comercial que ustedes pueden implementar y que traería grandes beneficios a Colombia.’ La solicitud no tuvo buena acogida. Unos pensaban que era un intento por conseguir un contrato de asesoría. Otros opinaban que no se necesitaban reformas adicionales. Los ideólogos del status quo recomendaban ‘sacar a esa vieja’ por estar creando confusión. Después de una breve deliberación, la mesa directiva declaró improcedente la solicitud por no hacer parte del orden del día.
Al retirarse la visitante extraterrestre del recinto con cajas destempladas, un político joven se apiada de ella, la invita a tomarse un café y le dice: ‘Estoy comenzando mi carrera política y tengo muy poca influencia. Como pudo constatar, ahora no hay ambiente para impulsar reformas. Eso puede cambiar en el futuro y yo me propongo participar en ese proceso. Por favor, explíqueme cuál es la iniciativa que usted quería presentar.’ Hada Madrina: ‘Colombia ha hecho algunas cosas bien, pero está desaprovechando oportunidades que le permitirían alcanzar un progreso mucho mayor. Los obstáculos a un crecimiento exportador vigoroso son de origen interno. Son heridas auto infligidas.
El sesgo anti-exportador de la política comercial impide convertir al sector externo en un poderoso motor de crecimiento. Compare el comportamiento del sector agroexportador colombiano con los de Chile o Perú. Y en lo que respecta al sector industrial, Vietnam, con una economía menor que la colombiana, logró exportar US$176.000 millones en 2018, de los cuales teléfonos representaban US$34.000 millones y computadores y productos electrónicos US$19.000 millones. La tasa de crecimiento promedio entre 2011 y 2016 fue de 5,9% anual. Piense en lo que sería el desarrollo de la agricultura y del sector manufacturero colombiano con una política comercial orientada hacia la exportación.
Desmonten ese andamiaje proteccionista y abran la economía.’ Después de pronunciar esas palabras, desapareció.
Ahora bien, si las Hadas Madrinas existieran, no se ocuparían de temas económicos. Su aparición en este relato es un recurso literario encaminado a destacar el mensaje que se desprende de un libro que debería ser una lectura obligada para quienes se interesan por los temas del desarrollo económico. (Comercio Exterior en Colombia: Política, Instituciones, Costos y Resultados. Jorge GarcÍa y otros. Prólogo José Darío Uribe. Bogotá, Banco de la República, 2019.)
Colombia tiene los recursos humanos, la ubicación geográfica y la diversidad de pisos térmicos que le permitirían disponer de un sector externo vigoroso. Para convertir en realidad ese potencial es indispensable desmantelar una estructura proteccionista inspirada en la nostalgia por seguir siendo el Tíbet de Sur América.