El primer ministro de la India, Narendra Modi, está presionando al gobernador del banco central, Urjit Patel, para que adopte una postura crediticia más laxa y para que le transfiera al gobierno parte de las reservas internacionales, con miras a un proceso electoral próximo. El vicegobernador del banco, Viral Acharya, ha denunciado esta ofensiva contra la independencia del banco central: ‘Los gobiernos que no respetan la independencia del banco central van a incurrir, tarde o temprano, la ira de los mercados financieros; van a provocar incendios económicos y van a lamentar la fecha en que decidieron socavar una institución reguladora importante.’
Este episodio es representativo de lo que sucede en aquellos países emergentes donde el nacionalismo autoritario decide incursionar sin escrúpulos en el manejo de la política monetaria. Los gobiernos suelen ganar esos forcejeos, a un alto costo para la estabilidad económica y el bienestar social.
Aún en naciones desarrolladas, con instituciones financieras consolidadas, se pueden observar brotes de voluntarismo en lo que respecta a las relaciones con la banca central. En el Reino Unido, el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, estuvo expuesto a la invectiva política de los partidarios del Brexit, por haber señalado el costo económico que conllevaría la salida de la Unión Europea. En Estados Unidos, el presidente Donald Trump ha criticado con dureza la decisión de la autoridad monetaria de elevar gradualmente las tasas de interés. Ha dejado saber que percibe a la Reserva Federal como su peor amenaza.
A diferencia de la turbulencia ocasionada por estos enfrentamientos, en Colombia, la independencia del banco central es un concepto alrededor del cual se ha logrado un alto grado de consenso. Los partidos políticos, la academia, la tecnocracia y el sector empresarial coinciden en valorar el profesionalismo y la autonomía de la autoridad monetaria. Las encuestas de opinión revelan que la institución en la cual los colombianos tienen una mayor confianza es el Banco de la República. A esta confianza se agrega la credibilidad que resulta de la transparencia, el cumplimiento de metas, la rendición de cuentas y el suministro oportuno de información.
Además de su labor a favor de la moneda sana y la estabilidad macroeconómica, el Banco de la República desarrolla una intensa actividad cultural que se manifiesta a través del patrocinio de bibliotecas, museos, colecciones de arte y conciertos de música clásica. Entidades tales como el Museo del Oro y la Biblioteca Luis Ángel Arango han recibido reconocimiento internacional. Este protagonismo cultural del banco central es una peculiaridad institucional colombiana. En sentido estricto, podría considerarse una anomalía. Pero es una anomalía que el transcurrir del tiempo y el afecto de la sociedad han incorporado a la normalidad cotidiana. Sería inconcebible una propuesta para sustraerle al Banco de la República las funciones que no correspondan a la rigurosa normatividad de la banca central. El Banco se ha ganado el prestigio del cual goza por su invaluable aporte a la economía y a la cultura del país.