Hoy en día, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, y en dos décadas casi 60% vivirá en zonas urbanas. El crecimiento urbano es más rápido en los países en desarrollo, donde las ciudades ganan una media de cinco millones de habitantes cada mes. Este crecimiento exagerado de las comunidades urbanas es una de las tendencias demográficas más importantes del siglo XXI y será la tendencia de cara al futuro.
En este futuro, será necesario dar respuesta a los mismos problemas con los que se han enfrentado hasta ahora las ciudades, pero magnificados (transporte y movilidad urbana, seguridad urbana, gestión de residuos, consumo de energía…) y a los nuevos retos asociados al crecimiento de la población que les tocará de lleno (gestión del talento, gestión de la innovación, sostenibilidad social, gobierno abierto) sin descuidar sus responsabilidades del “día a día” (atención ciudadana, trámites, administración, colaboración interadministrativa).
Históricamente, las ciudades han sido las fuerzas motoras del desarrollo económico y social, centros para la industria, el comercio, la concentración de la riqueza y el poder político. Han ayudado también a que haya mayores ingresos, mejor salud, mayor alfabetización, mejor calidad de vida, acceso a la información, la diversidad, la creatividad y la innovación, entre otros factores.
Pero sobre todo en el actual contexto socio-económico, las ciudades y sus respectivos gobiernos se enfrentan a problemas diferentes que les están obligando a adaptarse a las nuevas tendencias:
• Los ciudadanos exigen a su gobierno local una administración que se ajuste a sus necesidades y a la prestación de servicios públicos de calidad. Citizen-centrismo: hay que dar a los ciudadanos un papel activo e involucrarlos en los procesos de las ciudades.
• El actual sistema democrático y de gobierno se encuentra bajo una creciente ola de desconfianza, además la población está deseando participar en dicho sistema. Cada vez son más los que piden una administración más transparente.
• Las ciudades están ganando peso en la economía mundial. A futuro, habrá muchas ciudades con un PIB superior al de algunos países. En consecuencia las ciudades tenderán a competir entre sí reduciendo (o complementando) el papel de los estados.
• Especialmente en los países desarrollados, la economía se espera que evolucione de una economía de producción post-industrial a la economía basada en el conocimiento. Esto afectará de manera importante al contexto económico.
• No debemos olvidar que las ciudades en su conjunto se han convertido en la tercera entidad más contaminante del mundo, después de EE.UU. y China. Siendo una parte importante del problema significa que poseen también las claves para solucionarlo.
• Es un hecho que las ciudades se han transformado en un consumidor insaciable de recursos y la gente cree que los “males” ambientales son el precio que se debe pagar por los “bienes” económicos.
En la actualidad, podemos considerar a las ciudades como los principales motores económicos en muchos casos. Pero, a partir de ahora, tendrán que ser especialmente capaces de estimular, dirigir su red de negocios e identificar el camino que se traduzca en creación de empleo y prosperidad.
Para ello hay que facilitar la creación y consolidación de los negocios y promover ideas ingeniosas, invenciones e innovaciones para asegurar que las ciudades siguen siendo los principales centros de creatividad y progreso (economía del conocimiento), sin llevar al límite al planeta y el consumo de sus recursos. En consecuencia, la creación de redes junto con la cooperación internacional influirá en las nuevas líneas estratégicas de la ciudad y se convertirán en activos principales para alcanzar una mayor competitividad.