En el Congreso de Asoenergía, este año revisaremos por qué la energía está limitando el crecimiento de la industria. Entender este fenómeno, es de gran relevancia para la demanda energética, porque la relación de la demanda con el Producto Interno Bruto, PIB, es en dos vías, por eso para ver el comportamiento del PIB se analiza el comportamiento de la demanda de energía. Pero a la inversa también aplica, y entendiendo que demanda energética de nuestros usuarios no regulados, industria y comercio, donde estos usuarios están enfrentando ya una crisis en el abastecimiento de gas natural y viven la incertidumbre sobre la indisponibilidad futura de energía eléctrica, no nos hemos cansado de decir que la industria está al mínimo.
Entendamos que la demanda no regulada, la gran demanda energética, consume en promedio un portafolio construido con gas natural, energía eléctrica, carbón, y biomasa y, en ocasiones, solo alguno de estos, sí sus procesos o disponibilidad así lo exigen. Al no poder acceder al gas, inmediatamente migra temporalmente hacia los otros recursos de su matriz, y maximiza su demanda energética desde el carbón, otros combustibles, o electricidad cuando esto es posible.
Esto genera una presión adicional en la demanda de electricidad, especialmente, y acerca la situación de escasez que ya se avizora pronto en el tiempo. Es además imprescindible anotar que los criterios de confiabilidad entre la electricidad y el gas, por decisiones regulatorias, es contrario. Mientras el abastecimiento de la electricidad es físico, y no depende de los contratos, en racionamiento la industria tiene prioridad debido a que es esencial para que la economía siga funcionando. En gas, por su lado, se abastece la demanda según contratos, y en caso de escasez, estos no se respetan, con un criterio donde la industria está al final de las prioridades de abastecimiento. Esto es peor, aún si no hay racionamiento de gas, cuando no hay acceso a contratos. Hoy, no hay acceso a contratos firmes de largo plazo en gas, y se están limitando los contratos de electricidad, que al final solo permiten cubrir el riesgo de precio. Es decir, la demanda no regulada, la industria, está enfrentando desabastecimiento, falta de confiabilidad y seguridad, y precios altos y volátiles.
La industria y comercio especializado actual, está enfrentando la decisión de buscar cómo solucionar su portafolio estratégico de recursos energéticos, bajo un escenario de ‘sálvese quien pueda’. Busca energéticos con los cuales abastecerse, y no encuentra ni la oferta suficiente, ni en cantidad, ni en oportunidad, ni en precio. Eso quiere decir que la única alternativa adicional para enfrentar esta crisis de acceso para abastecer sus necesidades energéticas, es lograr un autoabastecimiento, ya sea con autogeneración de electricidad, con almacenamiento propio, reactivando instalaciones antiguas o con nuevas, con combustible no tan limpios pero existentes, como el carbón y los combustibles líquidos, y está en una condición de búsqueda limitada de sustitutos para temporadas críticas, y para algún tipo de carga particular, con combustibles líquidos, o con diésel GLP. Esto requiere una solución de acción inmediata y no da espera a que se tomen decisiones que vienen atrasadas tanto en temas de regulación como en temas de planeamiento, coherencia política, y esquemas de control de los servicios públicos domiciliarios en Colombia.
En esta situación angustiante, la única herramienta válida es la tecnología, el acceso a la información, las opciones de darle valor agregado a las alternativas de flexibilización. La autogestión, con un portafolio de consumo geolocalizado en otras regiones o diversificación en productos y líneas de producción, que permitan la sostenibilidad a futuro de los productos y los encadenamientos productivos. Esto repercute necesariamente en la competitividad del país, en la productividad de las empresas, en la eficiencia energética, y en la efectividad para impulsar el empleo, en el crecimiento social y económico, y finalmente en la misma supervivencia y sostenibilidad futura del sector energético. Sin la demanda no hay futuro en el sector energético. Así como, la industria no ve futuro sin la energía.