Analistas 03/05/2019

¿Conflicto o violencia?

Sandra I. Fuentes Martínez
Directora Grupo SAF- Colombia

En ocasiones se considera que el conflicto y la violencia son sinónimos, aduciendo que los conflictos son negativos y que se deben evadir. Esta interpretación ha llevado a tratar de eliminar o invisibilizar los conflictos, desconociéndolos cuando están latentes, a guardar silencios y con ello contribuir a que un conflicto se convierta en violencia o guerra. Esto evidencia también la falta de conocimiento en la resolución no violenta de conflictos.

Para Lederach, el conflicto es esencialmente un proceso natural de la sociedad y un fenómeno necesario para la vida humana, que puede ser un factor positivo en el cambio y en las relaciones, o destructivo según la manera de regularlo. Desde esta concepción de conflicto, es un proceso de renovación, de cambio e incluso de impregnar vitalidad social. El reto en toda colectividad es aprender a practicar métodos de resolución de forma justa y no violenta, buscar, no eliminar el conflicto, sino de regularlo y encauzarlo hacia resultados productivos.

Se requiere adoptar estrategias de transformación social como la no violencia, donde el centro sea el respeto a la vida y a la dignidad de las personas. El Dalái Lama explica que ello implica dialogar, respetar los derechos de los demás; en el espíritu de reconciliación hay una solución real al conflicto y el desacuerdo. No se busca una victoria, sino soluciones. Es una invitación a colaborar para erradicar las raíces de la desigualdad y luchar contra la injusticia, no contra las personas.

Para gestionar los conflictos, la comunicación organizacional es una aliada de resolución pacífica, porque a través de ella se propician diálogos, con el propósito de clarificar las posibles percepciones malinterpretadas o la falta de información que lleven a tomar juicios de valor que no permitan avanzar hacia un cambio productivo.

Además, la gestión comunicacional posibilita la construcción de relaciones y para construir una convivencia pacífica se requiere tejer redes con encrucijadas, conexiones e interdependencia social, para mantener a grupos de personas en interacción creativa permanente. Estas redes son un tejido de cambio que se configura y construye espacios relacionales que no existían o que deben ser reforzados para facilitar el vivir unidos, como afirma Lederach.

La relevancia de tejer redes relacionales para construir paz, desde la consolidación de la confianza en el otro, y tener la visión de imaginar un futuro juntos; evidencia la importancia de la gestión integral de la cultura y la comunicación corporativa porque las organizaciones deben tener la capacidad de fomentar elementos conectores para reducir las tensiones en los conflictos y minimizar las potencialidades de la violencia.

Cuando una organización no resuelve sus conflictos con cualquiera de sus grupos de interés, llega a la instancia de la violencia lo que acarrea afectación a la dignidad humana y pérdida de confianza y es entonces donde se debe recomponer una cultura del encuentro y la convivencia pacífica, que permita avanzar como organización hacia un futuro compartido donde se movilice la búsqueda del bien común, teniendo como base el desarrollo humano y sostenible.

El Papa Francisco dice: trabajar sin cansarse para construir puentes, abatir muros, integrar la diversidad, promover la cultura del encuentro y del diálogo, educar al perdón y a la reconciliación, al sentido de justicia, al rechazo de la violencia y al coraje de la paz.

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