Mensaje a nuevos ciudadanos
Anualmente, cerca de 700.000 jóvenes colombianos culminan su vida escolar y casi de manera simultánea alcanzan su mayoría de edad convirtiéndose en nuevos ciudadanos con derechos y deberes, de aportar cambios a los retos en la sociedad actual a través de una participación de la vida en comunidad; de allí la importancia de la preparación durante la etapa escolar y entorno familiar en la cual crecieron para asumir esta nueva etapa.
La vida escolar que inicia como una etapa de encanto y curiosidad propios de la infancia se convierte en un juego por descubrir y conocer diversos aspectos para encontrar nuevos significados para su entorno y su vida. En esta mágica etapa de la infancia, se piensa, que solo los padres son los que enseñan a sus hijos, pero la verdad es otra, porque los hijos llegan a la vida para ser maestros de la alegría, de las emociones, de encontrar el valor de las pequeñas cosas y convertir a sus madres y padres en mejores personas.
Durante cerca de 15 años, se comparte la vida con personas, con quienes se forja una hermandad de vida, los amigos de colegio. Cada persona que se conoce a lo largo de la vida son como hojas que enriquecen un árbol, algunas se sueltan con el viento, y otras, como los amigos de colegio, no se desprenden jamás, porque los une una historia de vida.
La esencia de los profesores es dejar huella en los jóvenes, despertar el deseo por comprender nuevas realidades, impulsar sus sueños y alimentar sus intereses en diferentes áreas del conocimiento, para que luego cada uno escoja el camino que emprenderán en su vida. La vocación de educar es una de las más gratificantes y de gran aporte a la vida de los otros, porque, como decía Freire, implica un acto de amor y por tanto un acto de valor.
En el camino que inician como nuevos ciudadanos, no todo será fácil, vendrán momentos difíciles, no hay un árbol que el viento no haya sacudido, pero es en las tormentas cuando se conoce como están sus raíces. Es relevante mantenerse firmes con los principios que son el mayor legado que puede aportar su entorno familiar y de colegio, el respeto, la solidaridad, la honestidad para ser personas con una ética intachable, hombres y mujeres con excelente calidad humana.
Los caminos pueden ser muchos, las sombras pueden confundirlos, pero no se dejen llevar por las apariencias, recuerden que solo con el corazón se puede ver bien, porque lo esencial es invisible a los ojos. Cada joven cuenta con su familia, la cual siempre ha de estar disponible, no importa la distancia, la familia es el pilar de vida. En palabras del Papa Francisco: “tener un lugar a donde ir, se llama hogar, tener personas a quienes amar se llama familia, y tener ambas se llama bendición”.
Todo es posible, con esfuerzo, con valentía, no tengan miedo de avanzar, siempre abracen sus creencias y siempre guarden el bien en su corazón. Al convertirse en ciudadanos ya están entrando en este mundo de mayores, las decisiones ahora son suyas y depende de cada uno vivir responsablemente; la vida es hermosa y no hay que vivirla de cualquier manera. Los jóvenes son lo que el mundo tiene para transformar realidades en la sociedad actual, que tanto lo demanda y requiere. Como dijo Mandela, el futuro de una nación es tan prometedor como la próxima generación de ciudadanos.