Es mediados de septiembre y los candidatos pretenden que el debate electoral en Colombia se defina únicamente por los cuestionamientos personales al presidente Gustavo Petro.
De todos los candidatos, el más avezado en propuestas de solución a problemas y políticas públicas es Enrique Peñalosa. El exalcalde de Bogotá sí tiene qué mostrar y ha hablado de infraestructura y del desarrollo de regiones que necesita el país. Luego de él no parece haber mucho más.
Hace poco escuché un comentario inteligente de Juan Guillermo Zuluaga sobre los headhunters del Gobierno cuestionando los nombramientos de Alfredo Saade, Laura Sarabia y Armando Benedetti. Pero, ¿y las propuestas?
A todos los exgobernadores de ese grupo les he preguntado si aceptan, pese a las críticas, que Petro impulsó efectivamente la descentralización. Ese es el argumento central de la campaña de Aníbal Gaviria, Héctor Olimpo, Zuluaga y Juan Carlos Cárdenas. El Gobierno sacó adelante una reforma al Sistema General de Participaciones y ya tiene listo el texto de la ley de competencias, que descentraliza recursos y le entrega poderes a municipios y departamentos para que resuelvan sus propios problemas. Esa es la verdadera descentralización.
Ninguno ha sabido qué contestar con suficiencia. Inmediatamente se van a la pelea política personal. Lo que quiero decir es que a nadie le cabe duda de que Petro y su Gobierno han sido muy malos en general en la mayoría de temas. Pero los candidatos no pueden ser limitados a la controversia sobre los escándalos del Gobierno. El país se encuentra en una crisis en seguridad, salud, orden público, nacimientos y educación.
Estados Unidos descertificó al país, pero no se trata solo de las consecuencias políticas e históricas de esa decisión. Se trata del nuevo ideal de la vida del narco, el resurgimiento de la narco cultura. Solo falta abrir las redes para ver cómo emergen nuevos artistas que, igual que en México, escriben canciones exaltando el riesgo de vivir siendo un narco. Cientos de miles de reproducciones. O los videos de los raspachines que usan la coca de los cultivos para comprar motos en las veredas y cadenas de oro ¿Cómo enfrentar ese problema en regiones que no tienen vías terciarias y en donde no hay ninguna posibilidad de desarrollo, que no tienen escuelas ni universidad?
En salud es increíble que nadie esté hablando con fondo. Solo lo hace en el petrismo Carolina Corcho para defender el modelo que ha llevado a la debacle y a que las EPS intervenidas suban todos los indicadores de tutelas, PQRS y deuda. También le pregunté al aire sobre esa realidad y no logró responder con contundencia. Pero, ¿y los otros candidatos?, ¿qué van a hacer apenas lleguen al gobierno para resolver las barreras de acceso, pagar las deudas, hablar con seriedad del modelo de financiamiento que no logra cubrir todos los medicamentos y servicios que garantiza el sistema? Nadie habla de eso.
Lo más grave es que en esa ausencia de profundidad, las ideas disruptivas y populistas cobran vigencia. Daniel Quintero habla de entregar millones de lavadoras y De la Espriella de dar viviendas gratis a todos los ciudadanos.
No se habla del Icetex y la subida de los intereses por la suspensión del subsidio a la tasa. No se habla con claridad de los 20.000 hombres en armas. En drogas, ningún candidato ha explicado qué va hacer para reactivar la aspersión con glifosato si la Corte ordenó cumplir tres requisitos que nadie ha logrado conseguir. Eso sí, todos dicen que asperjarán.
Me temo que la campaña está siendo diseñada por los estrategas para TikTok. Como el inviable candidato Santiago Botero. Todos son lugares comunes y estériles, mucha polarización fácil que consigue indignación repetida y ataques personales. Pero de los temas que verdaderamente ocupan a los ciudadanos, nadie parece tener nada real. Respetados candidatos y candidatas. Ustedes quieren gobernar a Colombia, no ser influencers.