Señor Presidente, que el ejecutivo investigue a sus críticos no es un buen mensaje institucional ni democrático.
La Presidencia debe estar lejos de funciones investigativas. Su secretario de Transparencia investigó recientemente al exministro Alejandro Gaviria. Le puso la lupa examinadora a su gestión en el Ministerio de Salud durante el gobierno Santos.
No cae bien que esa ágil investigación se haya desarrollado en un momento en el que el exministro ha concentrado sus esfuerzos en cuestionar la reforma de la ministra Carolina Corcho, que con mucha arrogancia y sin entender la negociación en política, decidió mantener sin las modificaciones necesarias.
Ya que el secretario Andrés Idárraga está tan acucioso, bien podría usar esa misma rigurosidad para pedirle aclaraciones a la ministra Corcho sobre la reunión que tuvo en Arauca junto al congresista del Partido Liberal, Germán Rozo, la representante de una caja de compensación, y un contralor delegado con muchas relaciones políticas, que había sancionado recientemente a esa caja de compensación con hallazgos fiscales.
¿Por qué era tan importante Rozo para la ministra o ese caso de la caja de compensación?, ¿era más relevante una reunión con políticos que visitar el hospital público de Arauca? La reunión suena y se ve muy mal.
No se olvide, señor Presidente, que los acuerdos con los partidos y congresistas son una cosa y el posible ofrecimiento de prebendas otra; un delito en el código penal. Quizás la ministra Corcho podría hacer un repaso de las actuaciones públicas que significan riesgo penal o disciplinario.
Si el secretario de Transparencia tiene tiempo para revisar la historia de Saludcoop, Cafesalud y Medimás, debería tener tiempo también para revisar las acciones no aclaradas del propio gabinete. Lo otro parece más una persecución desde el poder presidencial a quien ose cuestionar las reformas del Gobierno. Y eso hace ruido con los valores democráticos y liberales que usted promueve.
Señor Presidente, los casos en los que el ejecutivo ha sido usado para perseguir y acusar enemigos han sido denunciados por usted mismo y en la región han significado peligrosos sobresaltos al autoritarismo en detrimento de los valores democráticos.
Si su oficina de la Transparencia está tan interesada en investigar presuntos hechos de corrupción vigentes, podría empezar por el Atlántico y los dineros que denunció Day Vásquez sobre su hijo Nicolás Petro, el turco Hilsaca y el hombre Marlboro. Allí es donde el país sigue esperando absoluta transparencia; son hechos que atañen a su Gobierno.
El exministro Gaviria debe poder seguir haciendo sus críticas independientes sin presiones y sin la amenaza de la cárcel por la lupa selectiva del enorme poder presidencial.