Analistas

El Gobierno de los escándalos

Santiago Ángel Rodríguez

El Gobierno Petro es el gobierno de los escándalos. Es como una buena novela de ficción en la que no terminan de pasar acontecimientos que dejan siempre boquiabierto al lector. Página tras página siempre hay algo que sorprende más y los puntos de giro son radicales.

La diferencia con la buena ficción es que las respuestas son ya tan predecibles y de manual que el presidente nos ha acostumbrado a una retahíla intrascendente de sus justificaciones para la corrupción. Cuando Day Vásquez decidió contar que a Nicolás Petro se estaba volviendo millonario con las donaciones de caridad de poderosos personajes cuestionados en el pasado por graves delitos, fue entonces un golpe blando y una conspiración de la prensa.

Cuando los medios denunciaron el abandono de los carrotanques en La Guajira y el inicio del mayor escándalo de corrupción de este Gobierno, que ya tiene cinco altos funcionarios por fuera, fue un complot otra vez de la mala prensa que no quiere que Petro gobierne y que quiere darle ya no un golpe blando, sino un golpe de Estado para sacarlo del poder.

Cuando Armando Benedetti amenazaba a Laura Sarabia con exponer todo lo que sabía de la campaña y le recordaba las andanzas de su jefe, es decir Petro, por las recriminaciones a los problemas de drogas de Benedetti, era también una alineación de los poderes oligárquicos para tumbar al pobre mandatario.

El presidente no se ha dado cuenta que la mitad de su Gobierno y su hijo -¿o hijos?- están en la mira de la justicia por hechos de corrupción mucho más que evidentes. El presidente no se ha dado cuenta que la prensa en este, como en todos los gobiernos, hace su trabajo que es vigilar al poder, denunciarlo e investigar que los poderes no se excedan y no se roben el erario.

En el Gobierno Duque entonces celebraba a la prensa que reveló el caso de Centros Poblados y las órdenes para incentivar bajas en el Ejército. A la prensa que era crítica de Duque, esa sí le gustaba al presidente. Pero la prensa que investiga a su Gobierno, a sus funcionarios corruptos y a sus errores de gestión por la desidia que le significa gobernar, es ahora golpista.

El desprecio que el presidente tiene por el periodismo es realmente preocupante para la democracia. No solo por sus descalificativos constantes y sus amenazas puntuales que son en todos los sentidos y de todos los días, sino porque su respuesta ya no es solo suya sino es la otra de manual que parece sacada de Orwell: usar el medio público del Estado para manipular la información en favor del Gobierno y de su línea.

El gobierno Petro es malo por culpa del presidente, por su ausencia de liderazgo de gestión. Porque en el único lugar en el que tiene liderazgo es en X en larguísimos discursos que ya nadie lee.

Lo que sí que se recuerda hasta ahora son sus escándalos. Uno tras otro sin pausa. Colombia necesita gobiernos de lo público más éticos y más serios que no pierdan tanto tiempo en tirarle piedras a la prensa desde el balcón de la Casa de Nariño, que no supongan ridículas teorías de la conspiración y que sean juiciosos en el diagnóstico y consecuentes en las soluciones de los problemas. Que mal Gobierno.

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Gobierno Nacional - Gustavo Petro