Analistas 12/10/2024

El golpe de Estado de Petro

El Presidente tiene una teoría exagerada que lo lleva a la victimización permanente. Él quiere ser una figura parecida a Allende con quien tiene una identidad histórica y con esa narrativa de mártir defensor del pueblo y perseguido también construye su campaña del 2026. El problema para Petro es que realmente nadie quiere darle un golpe de Estado. Todo es mucho más un asunto de marketing político.

A ningún opositor de Petro le conviene que su caso por presunta financiación irregular de su campaña tenga éxito en el Congreso, en donde además no están dados los tiempos. Pero aún si del Consejo Nacional Electoral la investigación llegara con una prueba reina a la Comisión de la Cámara, ni en esa plenaria ni en la de Senado se aprobaría por mayorías su pérdida del cargo, que le ha quedado suficientemente grande al presidente.

Sus constantes salidas en contra de la investigación a la campaña, a las cortes, a los magistrados a los que acusa en lo personal, y su discurso cargado de odio son un recordatorio permanente al país de lo importante que es elegir un gobernante que tenga buenos programas de política pública, pero también una mente sensata con ánimo de conciliación y con la convicción de que su labor más importante es la de unir a la sociedad entorno a objetivos comunes.

Petro es todo lo contrario y su gran error en la estrategia política es creer que el país no se cansa del vestido del odio. El agotamiento tras dos años de victimización y discurso de perseguido es evidente. Solo un gobernante como Petro puede hacer que sus buenas ideas se conviertan en un lastre que se rechaza por su actitud frente a la crítica, la oposición, la prensa y los ciudadanos.

Pero, además, la incoherencia es otra de sus apuestas. Con el sombrero del Grupo Aval, con el que el Presidente ha logrado hacer cosas importantes en La Guajira, grita a los cuatro vientos que el poder económico y político lo quiere tumbar o asesinar. Y aquí seguimos esperando las pruebas de Alfredo Saade sobre la inconclusa teoría del envenenamiento.

Es una lástima que un Gobierno que pudo ser bueno se pierda en el atardecer de la conspiración, la megalomanía y el abuso del discurso. En un examen objetivo de políticas públicas no todo es malo. Petro desarrolló una reforma pensional que pudo ser mejor y más técnica pero que también le quitó subsidios a las mega pensiones que nadie puede sostener, y que terminó apelando a la solidaridad colectiva para que a tres millones de personas se les entregue un subsidio mensual que saca a las personas de la pobreza extrema, elevó los salarios de los soldados rasos, ha construido vías terciarias en varias regiones olvidadas, y ha descentralizado al Estado de una manera significativa.

El problema de Petro no tiene que ver con sus ideas, que realmente no nos han llevado a Venezuela como muchos apostaban. Es su temperamento, su nula capacidad de inteligencia emocional, su megalomanía y su actitud de mesías revanchista.

Nadie con dos centímetros de inteligencia quiere que a Petro lo tumben. El Presidente debe ser evaluado por sus resultados y los votos en el 26 serán los que lo evalúen. Pero es mucho más que predecible. La gente está cansada de la bandera y la política del odio. Y él es el único responsable. La campaña no le está saliendo bien.

Pdta: Seguimos sin explicaciones por las placas de Daily Cop y el narcopiloto condenado en Estados Unidos. Todo se normaliza aunque sea absolutamente grave.

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Golpe de Estado - Gustavo Petro