Esteban Moreno es, sobre todo, un chef. Podría decirse que luego de navegar por las aguas tormentosas de la política, ha dedicado su vida a la cocina. Su lugar es Cali y viaja tratando de encontrar ingredientes raros que le permitan sorprender a sus comensales.
Esteban Moreno es, a su vez, quien tiene las llaves de la campaña Santos 2014. Su vida y el éxito de su precoz carrera política es un gran misterio. Sin que fuese un político con una trayectoria reconocida, Moreno logró hacerse con el cargo de gerente a la campaña del Senado para el Partido Liberal en 2014. ¿Qué lo hizo tan relevante?
Moreno tiene algo que ha protegido a otros como él de la acción de la justicia: información. Su paso por la campaña liberal de 2014 no fue inadvertida. Para ese entonces el expresidente Santos se jugaba su reelección, la paz con las Farc y su prestigio. En su campaña estuvieron todo tipo de futuros condenados: el Ñoño Elías, Musa Besayle, Roberto Prieto, su gerente, e indirectamente ,Otto Bula, quien fue el mayor lobista de Odebrecht en Colombia.
De Moreno no se sabía mucho hasta que aparecieron unas grabaciones y se conoció el papel de la compañía Gistic Logistics recibiendo dinero de contratos ficticios de parte del Consorcio Ruta del Sol.
Las grabaciones fueron explosivas. Andrés San Miguel, uno de los socios vinculados a la operación de contratos falsos, señalaba que le pidieron una cuenta para una consignación de $3.800 millones del contrato de Odebrecht que él nunca ejecutó. Luego, Moreno le dijo que esa plata debía sacarla en efectivo para entregársela porque la necesitaban con suma urgencia dos semanas antes de la segunda vuelta, tras la victoria de Óscar Iván Zuluaga en la primera.
Según su propio testimonio, San Miguel retiró el dinero, y al banco en la 73 en Bogotá llegaron varias camionetas con escoltas para recoger el efectivo y llevárselo. Detrás de todo esto habría estado nuestro chef ilustre.
También se publicaron otras grabaciones en las que Moreno señalaba que “le valía mierda quién fuera el próximo presidente” porque a quien necesitaban tener era al fiscal.
Moreno, en un tono silencioso como si alguien lo escuchara, dijo también “si me tocan una muela se incendia el establecimiento”.
Como es natural en Colombia, la secuencia de escándalos uno tras otro simulando la caída de un dominó interminable, apagó el incendio que empezaba a quemar a Moreno y su desaparición de la escena se combinó con un silencio de ultra tumba.
Ni la Fiscalía anterior ni esta avanzaron con agilidad en el caso y las audiencias en contra de Moreno, San Miguel y David Portilla continuarán en septiembre. El abogado de San Miguel, Iván Cancino, citó a dar su testimonio al expresidente Santos y a Roberto Prieto, ya en casa por cárcel luego de haber pagado una condena premium de menos de seis años en una residencia militar.
La única persona condenada por los sobornos de Odebrecht a la campaña Santos ha sido Prieto. En él se pactó el silencio pero parece que también en Moreno. Uno de los hechos de la condena contra Prieto se refiere al millón de dólares de la empresa brasileña pagado a Paddington para encuestas. Todavía no se sabe nada de la historia de los $3.800 millones entregados al chef.
La congresista Mafe Carrascal, que alega indignarse por el caso Odebrecht y la participación de Corficolombiana, conoce a Moreno y ha asistido recientemente a sus reuniones de alta cocina. Nunca ha respondido sobre esa relación.
Veremos qué pasa en septiembre; seguramente habrá otro aplazamiento. Está claro que el ingrediente secreto del chef es el poder de su información, y la información que salva a expresidentes se esconde en el congelador sin que llegue alguna vez al sartén.