Analistas 05/07/2025

Golpe de Leyva y narrativa de Petro

El pretendido golpe de Estado de Álvaro Leyva me parece más un cuentazo del excanciller producto de su rabia porque quedó aislado, lejos del poder y solo, que un plan coordinado y estratégico para derrocar a un mandatario.

En el tercer año del presidente Gustavo Petro quedan claras varias cosas en su estrategia de administración. Petro necesita narrativas para poder enfrentarse a poderes oscuros, los que él llama la oligarquía, y que en su idea del mundo son una nube etérea de personajes que conspiran contra él para no permitirle gobernar. La mano negra contra el Gobierno.

Como no tiene nada concreto en esa idea del mundo, el presidente insiste en el discurso de que la oligarquía lo quiere matar, la oligarquía lo bloquea, la oligarquía le impide gobernar y la oligarquía le quiere dar golpes de Estado. Blandos, duros, institucionales. De todos los tipos y en todas las formas. Incluso, cuando se conocieron los audios de Leyva, que estaban en poder del Gobierno desde hace meses, el presidente se refirió a él como un “oligarca”. No se trataba de un exministro suyo, un funcionario que lo defendía día y noche y que incluso propuso la constituyente bajo el argumento falaz de darle cumplimiento a un parágrafo del Acuerdo de paz. No se trataba de un canciller de su Gobierno, al que él decidió nombrar en tal cargo y darle semejante responsabilidad.

Este Leyva, el de los audios del golpe, no era ya un exministro suyo, sino un miembro más de la oligarquía que había logrado colarse en su Gobierno porque él lo “había querido ayudar”. Más allá de esas grabaciones con un interlocutor, del que no conocemos su nombre, en un restaurante en Bogotá, no hay nada. Leyva venía publicando varias cartas, eso sí estaba claro, para desestabilizar a Petro. Pero en las grabaciones dice cosas sin sentido que el Gobierno y los activistas han dado como un gran hecho probado, justamente porque se encuentra en la lógica de la narrativa que le sirve al mandatario para justificar la mediocridad del Gobierno.

¿Por qué es mediocre? Porque no se puede gobernar con funcionarios como Armando Benedetti, Alfredo Saade, Angie Rodríguez y Eduardo Montealegre, los ahora “todopoderosos” tomadores de decisiones. El Presidente está tan mal rodeado que ya solo le quedan los activistas más radicales y los políticos más cuestionables, menos preparados y con menos trayectoria en la administración para llevar las riendas del país. Los gobiernos deberían tener equipos de lujo para sacar adelante las políticas públicas. El equipo de Petro es Saade y Benedetti. Así será su Gobierno en el año de cierre. Pasamos de José Antonio Ocampo, Cecilia López, Alejandro Gaviria, a Benedetti, Saade y Morris.

Leyva no parecía tener nada realmente más que rabia y despecho porque, cuando hizo lo que el Presidente le pidió; desconocer una licitación que había ganado una compañía para la impresión de pasaportes, el Gobierno le dio la espalda tras la suspensión de la Procuraduría.

No es la primera vez que a Petro le pasa algo semejante. Como todos sabemos, en Bogotá ocurrió lo mismo con Navarro Wolff y García Peña, que hoy tuvo que regresar de Washington ante la irresponsabilidad de decir que Marco Rubio quería dar un golpe de Estado en Colombia. Antes de los audios de Leyva. Petro ha dicho tres años que lo quieren tumbar. Y lo cierto es que el Congreso le pasa sus reformas, las Cortes le protegen su fuero, y los medios solo hacemos nuestro trabajo ante un Presidente que desconoce a carta cabal su obligación de respetar y proteger al periodismo y que ha sido violento en sus palabras, excesivo en su poder y poco democrático con las críticas.

Leyva no tenía ninguna capacidad de un golpe. Pero esa narrativa de victmización una vez más cae como anillo al dedo a un presidente desubicado que no tiene metas claras en su último año. Lo único claro son las horas y horas de discursos predecibles que ya todos nos sabemos de memoria. Hay cosas buenas de su Gobierno, como en todos, pero ni al presidente le interesan. Está enfocado en la división, la campaña y la narrativa de la oligarquía. Y ahora en una crisis diplomática pocas veces vista. Gran cierre.

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Álvaro Leyva Durán - Gobierno Nacional