Analistas 14/12/2024

La realidad distorsionada de Petro

El presidente vive en un meta verso. No hay nada que pueda explicar sus decisiones recientes que son un reto a la decencia y la seriedad. El último discurso del presidente que dio esta semana una vez más hablando de lo divino y lo humano sin ningún sentido y lealtad por los hechos es aterrador. Esta vez defendió incongruentemente a un mitómano que ha publicado decenas de frases e ideas misóginas y pedófilas sin ningún problema con su proyecto político.

Uno se pregunta como ciudadano a qué dedica el presidente su tiempo para que esté tan fuera de la realidad. El profesor Jorge Iván Cuervo, que tan crítico es en general de la derecha, escribió un trino esta semana que dibuja bien al presidente. “No abuse de las licencias narrativas del poder”, dijo escribió a el abogado.

Y es que eso es Petro. Un jefe de Gobierno que se dedica los días enteros a buscar cómo justifica sus peores decisiones y a buscarle un quiebre narrativo a los capítulos gravísimos y numerosos de corrupción en su gerencia. Esos mismos que ocurren por su ausencia y su desidia por la administración pública. Nadie en la izquierda ni en el feminismo que usó Petro para hacer campaña hubiera imaginado que este iba a terminar nombrando en cargos de representación del Estado a Hollman Morris, Armando Benedetti, Daniel Mendoza y tantos otros.

Lo de Mendoza merece un capítulo especial porque las mentiras del mandatario son desvergonzadas. Petro dijo que “no iba a prohibir el amor porque no era Pinochet”.

Pero en la misma tarima había cuestionado la canción de los artistas de Medellín que habla de una niña de 14 años. ¿Nadie le advirtió al señor presidente de un país que su elección de embajador tiene una biblioteca de contenidos llenos todos de violencia sexual, violencia basada en género y pedofilia?

Presidente, va a terminar usted su año y medio de Gobierno en la irrelevancia de las mentiras y las excusas larguísimas de sus trinos ilegibles; en el recuerdo de un mega escándalo de corrupción; y frente a la consecuencia de que sus decisiones se convirtieron en una afrenta al feminismo.

Ese es y ha sido su administración. Palabrería sin sentido, desorden y guerras internas, insultos a las mujeres y corrupción.

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