Más Agua Bendita, menos materia prima
Esta semana leí una noticia que decía que América Latina iba a ser el futuro de las materias primas en el mundo. Las variables son muchas: la transición ecológica que hoy demanda los metales que hay en América, la exportación de alimentos y las relaciones geopolíticas que muestran fricciones entre potencias, pero no es de eso de lo que quiero hablarles, yo quiero detenerme en una reflexión: ¿cómo van a encasillarnos a nosotros en materias primas cuando sabemos que el que se hace rico es el que la transforma?
¿Será que otra vez vamos a permitir que nos traigan el producto y nos lo vendan más caro?
Enfocarnos en que América Latina es solo materias primas nos pone en la misma situación de desventaja cuando las diferentes industrias de la región tienen tanto que crear y tanto para ofrecer.
Aunque los gobiernos impulsen el aumento de la productividad y la competencia para mejorar la educación, crear sistemas tributarios favorables y disminuir la desigualdad, el verdadero cambio debe venir de nuestra forma de pensar: tenemos que enfocarnos en transformar nuestra propia materia prima y convertirla en una obra maestra.
Ejemplos hay muchos: Colombia es un referente mundial en exportación de trajes de baño, ¿qué pasaría si logramos crear más marcas como Agua Bendita?
Estas marcas pasaron de ser maquiladores a ser creadores de diseños únicos con sentido, calidad e identidad propia. Con su ejemplo nos enseñan que en el país estamos en la capacidad de adaptarnos, de aceptar retos y de creer, porque los buenos emprendedores no están esperando a que les traigan un producto organizado, se lanzan y lo hacen ellos mismos.
Estoy seguro de que los colombianos tenemos el potencial para ser el próximo Gucci y consolidar más marcas como Starbucks. Somos guerreros, innovadores y contamos con la capacidad de ser grandes exponentes en cualquier industria, pero no podemos conformarnos, hay que querer ser los mejores y trabajar para transformar nuestros productos.
Tenemos el potencial de hacer cualquier cosa, la diferencia es que no siempre nos arriesgamos y no nos la creemos. ¿Cuál es la gran lección que nos dejó Shakira?... que en medio de las crisis, no se llora, se factura. Necesitamos más de esa mentalidad en el país, más dueños de sus destinos, más protagonistas de sus historias, necesitamos más Shakiras y menos personas que aplaudan.