Pocos sectores han tenido un impacto tan dramático como el de la aviación. Si bien la contracción del PIB global en 2020 se calcula alrededor de -4 puntos porcentuales, la contracción en el transporte aéreo mundial se calcula en docenas de dígitos. Colombia no ha sido ajena a este fenómeno. Nuestro tráfico de pasajeros en aviones comerciales pasó de 41,3 millones de pasajeros en 2019 a 11,1 millones en 2020. Una reducción de 68,3%. Difícilmente otro sector, salvo el de bares y discotecas, muestran un balance tan negativo.
Para sumar a estas dificultades, una vez se retorne a la normalidad en cuanto a las restricciones impuestas, dentro y fuera de Colombia, el sector aéreo no será el mismo, el perfil del pasajero no va a ser mismo, y el panorama de la industria aérea habrá cambiado completamente. Esto plantea retos inmensos para la reactivación económica, toda vez que incide directamente en la recuperación de otros sectores como hotelería y turismo, que se han visto igualmente golpeados, afectando su cadena, que incluye restaurantes, eventos, catering, etc. Estamos hablando aquí de una suma que puede llegar a 5% del PIB nacional. Y ni hablar de los empleos asociados perdidos que son cientos de miles.
Por el rebote es inminente, en vista de los avances en la vacunación en Colombia y en el mundo, y la casi completa liberación de restricciones de movilidad en nuestras principales ciudades. Y en la medida que aumentemos paulatinamente los números máximos de personas en un mismo recinto, iremos recuperando poco a poco la normalidad.
Paradójicamente, para la industria aérea, especialmente los viajes de negocios, esa nueva normalidad será muy diferente, posiblemente para siempre. Me explico, las personas eventualmente van a volver a viajar por turismo, y de pronto hasta con más ganas, después de más de un año de confinamiento. Pero los viajes de negocios nunca volverán a ser igual. Atrás quedaron los tiempos donde una empresa o un comerciante mandan usualmente a alguien a tomar un vuelo entre ciudades con estadía de una noche para hablar con un cliente. O los congresos multitudinarios en Cartagena, Miami, o Madrid, donde miles de ejecutivos se congregaban no solo para cerrar un negocio, sino para establecer contactos. No digo que no se va a dar, sino que su escala y números, serán una fracción de lo que era antes. Su lugar lo ha tomado ya el Zoom y Teams, que además son gratis. Pregunten en cualquier empresa cuál es su presupuesto de este año para viajes y eventos, compárenlo con el que tenían al principio del año pasado, y pregunten también si están planeando incrementarlo significativamente para 2022, asumiendo inmunidad de rebaño en el mundo entero. Creo que ya se imaginan la respuesta.
Aun así, transformado, el sector afronta una rápida recuperación, solo por el hecho que tocó un fondo muy bajo y su único camino es hacia arriba. Pero en este proceso de cambio se presentan oportunidades para que el país recalibre y afine su modelo de desarrollo aéreo y las inversiones que se necesitan desde el lado de infraestructura aeroportuaria como desde el lado de servicios a la navegación aérea. Es una pausa necesaria para planear la conectividad y el futuro de un sector que le dará alas a la recuperación
P.D. Felicito al país por haber logrado la responsabilidad más alta en su historia en las esferas internacionales, con la designación de Juan Carlos Salazar, actual Director General de la Aeronáutica Civil de Colombia, como Secretario General de la Organización de Aviación Civil Internacional (Oaci), brazo de Naciones Unidas. ¡Enhorabuena!