No cabe duda de que los mercados financieros juegan un papel fundamental en la búsqueda del crecimiento económico y el desarrollo social. Cuando el conjunto de instituciones y mercados que lo conforman funciona de modo eficiente, los excedentes de liquidez de muchos agentes se combinan para ser asignados a las actividades de mayor productividad, de forma tal que los retornos reflejan adecuadamente los riesgos asumidos, impulsando la actividad económica de un modo balanceado. En Colombia el sector financiero ha crecido en promedio 7,8% real en los últimos 10 años, ganando en profundización y estabilidad, pero continuar por esta senda requiere del constante avance y modernización tanto de su marco regulatorio como de la estructura de su mercado.
Es de resaltar que, en nuestro país, la adopción de mejores prácticas normativas para el sector financiero se realiza de modo coordinado y constructivo entre regulador y entes regulados, lo que a la postre significa no solo la elaboración de un marco legal que responde a las realidades locales, sino que permite su implementación ordenada y sin sobresaltos. En este sentido, la generación de espacios de discusión y retroalimentación de muchos de los proyectos que enarbolan la modernización regulatoria, se han vuelto una valiosa herramienta para la búsqueda de reglas de juego coherentes y equilibradas.
De modo concreto, la presencia de agentes del mercado en las discusiones sobre requerimientos de patrimonio adecuado en los establecimientos de crédito, así como en el análisis de conglomerados financieros, permitió avanzar de modo más transparente y seguro hacia la adopción de estándares internacionales. La posibilidad para los distintos agentes del sector financiero de participar en los detalles técnicos de elementos como límites sobre vinculados y requisitos de capital, permitió también la expedición de decretos que ahora deben avanzar hacia su reglamentación. Evidentemente, realizar este paso de modo cuidadoso es de vital importancia, porque cierra un ciclo de modernización normativa que equilibra las cargas generadas por la supervisión, con los beneficios de la solidez y estabilidad en el sistema.
Adicionalmente, el buen desarrollo de la Misión del Mercado de capitales y el consiguiente esfuerzo por implementar sus futuras recomendaciones se constituye en una oportunidad de crecimiento para Colombia. La Misión definirá una hoja de ruta para los diseñadores de la política pública en el corto, mediano y largo plazo, un hecho que permitirá potenciar la canalización de recursos en agentes y mercados tan importantes como el de fondos de pensiones, aseguradoras y fondos de inversión colectiva.
Las mesas de trabajo desarrolladas a la fecha han buscado identificar las principales talanqueras desde el lado de la demanda, la oferta y la estructura del mercado, lo cual incluye un panorama de reflexión amplio, con temas tan variados pero significativos como los límites del régimen de inversiones, la existencia de requisitos de rentabilidad mínima, la necesidad de educación financiera o la estabilidad del régimen tributario. Hay propuestas interesantes sobre la mesa que sin duda contribuirán a impulsar la profundidad del mercado.
Si bien el desarrollo de estas agendas significa una importante oportunidad para el país, el cumplimiento exitoso de esta hoja de ruta durante 2019 requerirá de la correcta articulación de los distintos agentes públicos y privados. Es así como, obtener resultados acertados y diligentes en estos frentes, permitirá hacer de nuestro mercado un referente en la región.