Avances y retos del sector financiero
La coyuntura económica actual continúa planteando desafíos de gran calado para la economía colombiana y sus diversos actores. Luego de los choques externos e internos que enfrentó el país durante 2015 y que vienen haciendo presencia a lo largo de 2016, este año en el marco de la desaceleración económica, aún nos permite ser catalogados como uno de los países con mejor desempeño en la región. En efecto, los estimativos de Asobancaria apuntan a que el crecimiento de nuestro PIB será cercano a 2,6% real, una cifra muy superior a 0,8% publicado recientemente para Latinoamérica por parte del Fondo Monetario Internacional.
Bien vale la pena destacar que a pesar de las difíciles situaciones provenientes del entorno internacional, la economía colombiana ha encontrado en el sistema bancario y financiero uno de los pilares donde reside su fortaleza. Una característica que se ha forjado gracias a los avances multidimensionales alcanzados por el sector, y se han materializados recientemente.
Al respecto, una primera medida a destacar es que a partir de enero de 2015, y a pesar de los impactos generados en diversos ámbitos que generó el cambio de principios contables, las entidades bancarias realizaron la transmisión de sus estados financieros bajo las Normas Internacionales de Información Financiera (Niif). Ello con la firme intención de lograr una mayor homogeneidad en la información, facilitando su comparabilidad y propiciando mayores niveles de confianza entre los consumidores financieros e inversionistas. Niveles que generan valiosos aportes para una banca que es internacional, hace presencia en varios países de la región y quiere seguir proyectándose y creciendo responsablemente.
Una medida, en este caso, en el frente regulatorio, consistió en el avance frente a los requerimientos de capital impuestos en el marco de los acuerdos de Basilea.
En este sentido, durante el año pasado se generó la normativa por parte del Ministerio de Hacienda y la Superintendencia Financiera para ajustar los criterios aplicables a los instrumentos con capacidad de absorción de pérdidas y la implementación del Esquema de Pruebas de Resistencia ajustado a las recomendaciones de los pilares internacionales de la regulación.
Sin embargo, el desarrollo del sistema bancario no es ajeno a la dinámica del mercado de capitales, dado que allí encuentra un gran aliado. En ese sentido, persisten retos y desafíos para alcanzar un mercado de capitales líquido y profundo. Con el fin de alcanzar este objetivo, tanto el programa de obras de Cuarta Generación (4G) así como la iniciativa de integración financiera en el marco de la Alianza del Pacífico son oportunidades que no se deben desaprovechar.
El programa 4G tiene hasta la fecha una inversión estimada de $36,7 billones, un monto que requiere tanto el financiamiento a través de crédito bancario como de los recursos provenientes del mercado de capitales. En esta línea, las estrategias de desarrollo que se están impulsando al interior del país demandarán cada vez proyectos más exigentes en términos de financiamiento, y de allí la importancia de la ampliación y consolidación de nuestro mercado de capitales.
También existen tareas propias para el sector bancario en este propósito. La primera, consiste en seguir impulsando el posicionamiento del Indicador Bancario de Referencia (IBR) como tasa de referencia del mercado. Acá existe una potencialidad importante para brindar más y diversos productos a los clientes. La segunda, consiste en afianzar los Esquemas de Autorregulación. Este tipo de esquema genera bondades indispensables para el sector, el mercado y los clientes, entre los más importantes: la confianza y la disciplina.
Sin duda, este año será de grandes retos para el país. En medio de una nueva realidad monetaria local, el reto para el sector financiero será seguir irrigando de crédito a la economía para superar con éxito el contexto económico y así seguir creciendo en 2016.