El pasado domingo se expresó el pueblo en las urnas…y nos dejó boquiabiertos. No tanto por la votación de Gustavo Petro, que estuvo dentro del promedio que daban las encuestas, sino por la sorpresa electoral de Rodolfo Hernández, quien se trepó al segundo lugar, dejando de tercero a Fico Gutiérrez. En un distante cuarto lugar quedó relegado Sergio Fajardo. ¿Por qué quedamos boquiabiertos? La razón es que tanto Petro como Rodolfo son candidatos por fuera del establecimiento, anotando que este último ha sido un exitoso empresario y un exalcalde popular.
Colombia quiere un cambio…eso quedó claro. Lo que no quedó tan claro es que ese cambio lo prefiera con Petro, a quien los resultados lo dejan en una situación compleja para segunda vuelta. Si damos un repaso a los preconteos, veríamos que los votos de los candidatos diferentes a él suman más de 12 millones, muy por encima de sus 8,5 millones. Ahora bien, normalmente en elecciones las cosas no funcionan de esta manera y los votos de los que no llegan se dispersan entre las dos opciones que quedan.
Pero el caso actual es que la dispersión puede favorecer desproporcionadamente a Rodolfo por la sencilla razón de que el voto por Fico es un voto mayoritario de centroderecha y de derecha, que rechaza fundamentalmente lo que Petro representa. Ni hablar de los votantes de John Milton Rodríguez y Enrique Gómez. El resultado es que sin contar los de Fajardo, y descartando unos 500.000 del resto, Rodolfo puede sumar más de 10,5 millones, cifra que es superior a la que llevó a Iván Duque a la Presidencia hace cuatro años.
A Petro entonces le queda para crecer posiblemente con parte de los votantes de Fajardo, que no llegaron a los 900.000, más los nuevos votantes de segunda vuelta. Pero puede enfrentar un problema adicional, que es la deserción de votantes actuales, que sin ser Petristas o de izquierda, los motivaba el antiuribismo. Al no tener relación alguna ni con el Centro Democrático ni con el gobierno, Rodolfo Hernández podría captar parte de ese público. Y es aquí donde la ecuación electoral se pone interesante; ¿qué pasaría si el desafío del Pacto Histórico no fuera cómo sumar electorado sino cómo evitar perderlo?
Esto nos lleva de nuevo a dimensionar el significado de los resultados. Es muy probable que al público no lo estaba moviendo la polarización ideológica sino el mandar un mensaje contundente frente a la politiquería y la corrupción. De seguro también hay un componente de rechazo al gobierno actual, pero ahora este componente se puede expresar en cualquiera de los candidatos actuales. Y si el tema antipolítico es tan importante, la presencia de políticos cuestionados en la campaña de Petro le puede jugar en contra.
No puedo dejar de mencionar la posición gallarda de Fico Gutiérrez y Rodrigo Lara la noche del domingo, cuando sin condición ni negociación previa, anunciaron su respaldo a Rodolfo Hernández. Más confuso fue el mensaje de Sergio Fajardo, aunque consistente con la ambivalencia de su campaña durante todo este tiempo que fue la causa, entre otras, de su pobre resultado.
El desafío ahora es para Rodolfo Hernández, quien tendrá que convencer a millones de votantes que su mensaje de cambio y anticorrupción, que ha sido tan exitoso hasta ahora, viene acompañado de una visión de país que se opone a la receta de Gustavo Petro, que parece ser rechazada por la mayoría de los colombianos que la consideran un salto al vacío. Esto, en tres semanas, que marcarán nuestra historia política y el rumbo económico de un país que esta mejor de lo que cree, pero que aún así quiere un cambio.