Analistas 05/10/2022

Mirando a Brasil

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria

De no ser por la votación de las presidenciales el pasado domingo, la atención del mundo raramente se posa en un país tan vital como Brasil. El expresidente Luis Inácio Lula da Silva logró sacar una ventaja de 5 puntos sobre el actual presidente Jair Bolsonaro, quien remontó una gran distancia en las encuestas y cuyos partidos parecen haber logrado mayorías en el Legislativo, además de haber triunfado en los principales estados. Debería importar más porque se trata de la mayor economía de América Latina y la doceava del mundo. También hablamos del quinto país de mayor extensión y el sexto en población con más 214 millones de habitantes. Poseedor también de la mayor parte de la selva amazónica, pulmón del planeta.

Su falta de relevancia, en proporción a su importancia, es debido en parte a que ha perdido tracción en los últimos años como locomotora de crecimiento global. Desde 2010 cuando su producto interno bruto subió en 7,5% en términos nominales, su aparato económico se ha mostrado anémico, incluso antes de pandemia, con números negativos tanto en 2015 como en el 2016. En la última década países como India y Corea han avanzado mucho más rápido y le han alargado la distancia. Por otro lado, estamos hablando de una economía de mercado altamente diversificada, con unos sectores de excelencia que van desde industria pesada hasta producción de automóviles y aeronáutica avanzada. A esto se le suma su gran fortaleza en extracción de minerales e hidrocarburos, así como un sector agrícola altamente competitivo y exportador.

Importa también para Colombia. Brasil es nuestro quinto socio comercial en importancia, después de Estados Unidos, China, Ecuador, y Panamá. Son US$1.274 millones de intercambio en 2020. Compartimos una larga frontera, así sea poco habitada, pero con intereses ambientales y de seguridad comunes en toda la cuenca del río Amazonas. Nunca se meten con nuestros asuntos internos. Es más, recuerdo muy bien que, en la toma guerrillera de Mitú en el gobierno de Pastrana, nos facilitaron un aeródromo cercano para que nuestras fuerzas armadas recuperaran la ciudad.

Las relaciones entre ambos países han sido históricamente muy amistosas. Desde la dupla de Lula y Uribe hasta Duque y Bolsonaro, nunca se han dado diferencias de gran calado como ocurrió con Chávez y Maduro en Venezuela, o con Correa en Ecuador. Para la muestra, el segundo hombre más rico de Colombia, David Vélez, hizo su fortuna en Sao Paulo, con Nubank, un innovador neobanco digital que está incursionando en nuestro país con una gran inversión. Habría que anotar que esa ciudad austral tiene el mayor ecosistema Fintech en América Latina, algo en lo que nuestras ciudades están distantes todavía. Las posibilidades de mutuo beneficio son inmensas de poder estrechar aún más las relaciones. Al final, somos los dos países con mayor población en Suramérica, con la primera y tercera economía, respectivamente.

No es fácil predecir quién ganará la segunda vuelta. Podría anticiparse que, de ganar Lula, la relación política con Petro sería muy fluida, dada su afinidad ideológica. Pero al final, lo que importa realmente es la dinámica de relaciones comerciales y económicas, y en este aspecto no veo nubarrones con ninguno de los dos punteros. A pesar de la histórica promesa incumplida de convertirse en un gran jugador mundial, Brasil es un gran país y su potencial permanece intacto. Para Colombia, siempre será un socio invaluable y un mercado que apenas hemos arañado.

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