Los últimos dos meses han mostrado señales positivas de recuperación de la economía local, destacándose lo observado en el mercado laboral. Los datos desestacionalizados de agosto en materia de empleo evidenciaron un aumento en la cantidad de ocupados de 1.3 millones frente al mes anterior, así como una disminución en el número de desocupados cercana a los 467 mil para el mismo periodo, lo que permitió que la Tasa de Desempleo descendiera a 16,8%. En esta línea, ante la flexibilización de las restricciones sociales en los diferentes municipios del país es de esperarse que el proceso de reactivación continúe su curso.
Sin embargo, nuestra economía aún se encuentra expuesta a múltiples riesgos, más aún cuando en el frente externo la incertidumbre en materia sanitaria y económica se ha venido incrementando. Por un lado, en el marco de la contienda electoral que se está llevando a cabo en los Estados Unidos, la diferencia entre las agendas económicas de los candidatos, la agitación social y los álgidos debates que por estos días se efectúan en dicho país, han generado volatilidad en los mercados e interrogantes sobre la celeridad con la que se daría la recuperación.
Al respecto, aun cuando se espera que este escenario de incertidumbre cese en noviembre una vez finalicen las elecciones, algunos aspectos asociados a la evolución de la pandemia o a la relación con China continuarán generando preocupaciones para los inversionistas y los consumidores.
Por otro lado, la Unión Europea también ha enfrentado nuevas complicaciones económicas y sociales, luego de que en varios países europeos se registraran incrementos en el número de infectados con Sars-CoV-2. En efecto, aun cuando los números de fallecidos se han logrado mantener por debajo de los niveles observados hace unos meses, esta segunda ola se espera que afecte negativamente el proceso de reactivación económica en dicha región.
En particular, algunos indicadores como el PMI de la industria manufacturera ya reflejan la pérdida de tracción de la actividad productiva, especialmente en España, donde pasó de ubicarse de 53,5 en julio a 49,9 en agosto. En suma, las nuevas medidas de confinamiento que ya se han decretado, aunadas a las tensiones relacionadas por el Brexit, pueden llevar incluso a una nueva actualización de las proyecciones de crecimiento a la baja, lo que demandaría nuevas medidas de apoyo fiscal y monetario para dichos países.
Teniendo en cuenta el peso de la economía de Estados Unidos y de la Zona Euro, una mayor desaceleración económica en ambas regiones no solo afectaría el precio de commodities como el petróleo y el carbón, sino la demanda externa de bienes no tradicionales y, en consecuencia, el crecimiento de la economía local.
Estos hechos, además de aumentar los riesgos, también nos dejan grandes enseñanzas relativas a la importancia de reducir la vulnerabilidad ante los choques externos y redoblar esfuerzos para diversificar el aparato productivo.
En este sentido, además de continuar impulsando la construcción de infraestructura vial y de telecomunicaciones, es importante que, en medio de este marco de incertidumbre global, Colombia logre posicionarse como un potencial destino de inversión y de relocalización de las operaciones productivas en el mundo post-covid. Para ello, deberá trabajarse de manera conjunta con los países desarrollados que prioricen políticas comerciales de nearshoring, además de otorgarle mayor estabilidad jurídica a los inversionistas foráneos.