Uno de los temas que ha adquirido una importancia creciente en la agenda económica mundial es el relacionado con el desarrollo sostenible; un tema que surge a partir de la necesidad de mitigar los enormes impactos tanto sociales como ambientales derivados del proceso de industrialización, desde la revolución industrial hasta la fecha. Si bien no es fácil precisar el concepto de desarrollo sostenible, en términos generales hace referencia a aquellas actividades que mejoran el bienestar y la calidad de vida de la población sin sacrificar el de futuras generaciones, siempre teniendo en mente la sociedad que se desea a futuro.
De hecho, fue precisamente a partir del concepto de desarrollo sostenible que se desarrolló la teoría de la responsabilidad social empresarial o corporativa (RSE/RSC), la teoría del valor compartido, y más recientemente, la teoría de la Sostenibilidad Corporativa, las cuales fueron un punto de partida fundamental para que las organizaciones comenzaran a adoptar políticas más sostenibles que propendieran no solo por el éxito económico de la empresa sino por el bienestar de la comunidad en la que esta opera.
La Sostenibilidad Corporativa, a diferencia de las teorías anteriores, se basa en un enfoque integral que abarca dentro del concepto de “sostenibilidad”, aspectos económicos, sociales y ambientales, buscando armonizar la rentabilidad y el éxito de una empresa a largo plazo, con el desarrollo económico, social y ambiental. Uno de los principales referentes a nivel internacional es RobecoSAM, una compañía de inversiones que se enfoca específicamente en inversiones sostenibles. También se destaca, como una de las iniciativas más importantes a nivel global para promover la Sostenibilidad Corporativa, el Índice de Sostenibilidad Dow Jones (DJSI), que agrupa a las empresas con las mejores prácticas y las estrategias más sostenibles a nivel mundial.
Dado el compromiso con el desarrollo económico y el bienestar de la sociedad, la banca colombiana ha venido incluyendo de manera progresiva el tema de la sostenibilidad dentro de sus planes estratégicos. De hecho, de acuerdo con el Informe de Sostenibilidad de 2014, la mayoría de entidades financieras realiza acciones que fomentan el crecimiento económico al tiempo que mejoran la calidad de vida de las personas, lo que evidencia su compromiso en la construcción de un modelo de desarrollo más sostenible. La inclusión y educación financiera desempeñan, en este escenario, un papel determinante, pues contribuyen con la reducción de la pobreza, generan una mayor movilidad social y contribuyen a una mayor formalización de la economía.
No obstante, además de las grandes ganancias reputacionales que genera la implementación de políticas sostenibles, existen enormes oportunidades de negocio - tangibles y rentables- en este frente, que podrían hacer que el sector financiero asuma un rol protagónico. Para ello, es necesario que las entidades financieras sigan incluyendo dentro de sus políticas y estrategias de negocio iniciativas que propendan por una mayor eficiencia ambiental. La suscripción del Protocolo Verde fue uno de los avances más importantes en este sentido, pues hizo que las entidades empezaran a incluir dentro de sus criterios de evaluación los riesgos sociales y ambientales asociados con los proyectos a financiar, en especial proyectos de gran impacto para el país. Sin embargo, es importante seguir avanzando hacia un verdadero modelo de Sostenibilidad Corporativa, en el que se incluya el desempeño socio-ambiental dentro de los esquemas de incentivos o como parte de los sistemas de evaluación.
Si bien implementar un modelo de Sostenibilidad Corporativa no es una tarea sencilla y requiere de grandes esfuerzos por parte de todos los sectores, es necesario continuar focalizando esfuerzos en este frente para poder lograr un modelo de desarrollo más sostenible, en el que las generaciones actuales y futuras puedan tener una mejor calidad de vida.