Pese a que se ha optado por un regreso paulatino a la “nueva normalidad”, necesaria para muchas industrias fuertemente afectadas por el confinamiento y la velocidad de propagación del covid-19, se espera una fuerte contracción económica, especialmente en el sector del comercio, que pasaría de crecer a tasas reales de 4,8% en 2019 a presentar una contracción de 11,7% este año. El impacto no solo se materializará en el cierre de establecimientos sino también en pérdidas de empleo, teniendo en cuenta que se trata de un sector que acoge a una gran cantidad de ocupados, cerca de 27% a nivel nacional.
No obstante, en el marco de un mundo cada vez más digital, las nuevas tecnologías han sido protagonistas en la adaptación a esta nueva realidad, funcionando como un salvavidas para varias ramas del comercio. Si antes de la pandemia ya se habían realizado adelantos por masificar el comercio electrónico (e-commerce) y los medios de pago innovadores, en la actualidad se han duplicado estos esfuerzos para efectuar compras a distancia mediante banca móvil y banca por internet, haciendo uso, incluso, de las redes sociales. Ante esto, los pagos digitales han sido unos de los pilares esenciales en la continuidad de los negocios y hoy son los de mayor preferencia de uso en medio de la crisis.
En efecto, pese a que durante la primera semana de cuarentena la incertidumbre económica redujo las ventas y pagos a través de internet en 46%, desde la primera semana de abril se ha evidenciado una reversión en esta tendencia y, de hecho, en mayo los registros de ventas estaban cercanos a los niveles observados antes de la cuarentena. Estrategias como el día sin IVA, además de impulsar el comercio en esta época, demostraron la creciente adopción de los pagos digitales durante la cuarentena, pues cerca de la mitad del número de transacciones en estas jornadas se realizaron de forma no presencial.
No obstante, el mayor dinamismo del e-commerce y los pagos digitales requiere también hacer frente a los principales retos que han impedido un uso masivo de estas herramientas por parte de los colombianos, las cuales no solo dinamizan la economía sino también promueven el distanciamiento social, reduciendo desplazamientos y riesgos de contagio. En esta medida, se requiere celeridad y asertividad para abordar la falta de conectividad en todo el territorio nacional, los bajos niveles de educación financiera y para generar mayor apropiación de las herramientas digitales, tres grandes problemas estructurales que hoy demandan una solución efectiva.
El escenario actual nos exige no solo aprovechar a cabalidad la innovación y las estrategias digitales que han sido una alternativa en estos tiempos, sino también propender por establecer medidas de contención de contagios sin ir en detrimento del aparato productivo del país. Indudablemente, los retos persistentes que nos han impedido evidenciar las bondades de la era digital y que han sido postergados en reiteradas ocasiones son hoy una prioridad que requiere sinergias entre el Gobierno Nacional y sectores económicos para soportar con mayor solidez la crisis actual. Hoy, más que nunca, la innovación y digitalización son grandes aliados en el proceso de recuperación.