¿Cuántos de ustedes recuerdan, cuando de niñ@s, iban a la tienda cerca de casa a hacer el mandado, la compra que les encargaba su mamá, papá o abuelos? ¿A quiénes de ustedes les fiaba el famoso ‘veci’ de la tienda de la esquina no una, sino varias veces cuando no les alcanzaba la plata? ¿Cuántos recuerdan que luego de comprar todo lo que se tenía en la lista, se quedaban conversando, ‘echando chisme’, un rato con la familia que atendía esa tienda? De seguro, la gran mayoría, no sólo diría mentalmente: ¡yo! al responder a estas preguntas, sino que también dejaría escapar una sonrisa o un suspiro recordando aquellos tiempos.

Pero detrás de este acto común a todos los países de América Latina -de adquirir productos de la canasta básica por encargo, y por expectativa, helados, refrescos o galguerías - hay implicaciones de fondo para la economía popular, la inclusión, y el progreso en múltiples niveles. Según cifras de la recién creada Confederación Latinoamericana de Asociaciones de Almacenes, Kioscos, Tiendas y Bodegas (Aktb), nueva entidad gremial que reunirá e impulsará a las tiendas de barrio en Latinoamérica y el Caribe, de los más de 12 millones de estos negocios presentes en Latinoamérica, 95% son negocios familiares y 80% son de subsistencia y, en una región con realidades de pobreza y desempleo alarmantes, las ‘tienditas’ son un motor de estabilidad y avance. Sumado a lo anterior son atendidos, en su mayoría - 60%- por mujeres y en términos de edad, 59,7% son personas mayores de 41 años, siendo uno de los pocos espacios de trabajo disponibles para hombres y mujeres sin importar su edad.

Ahora bien, el hecho de que la informalidad sea, en promedio de 30% en el canal tradicional, o que los niveles de acceso a la tecnología de estos comercios estén a 35% del total, es, sin duda alguna, una invitación a que las tiendas de barrio se empoderen económicamente y sean protagonistas en las políticas públicas que se formulen.

Las MiPymes representan hasta 99,5% de todas las empresas de la región, abarcan 60% de los empleos y 25% del PIB, y estas pueden hacer una contribución significativa de 60% en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible, y de este gran grupo forman parte las tiendas de barrio, las cuales se han convertido en la fuente de ingreso de millones de familias y en un motor de desarrollo que ha contribuido significativamente en el proceso de recuperación económica que vive el mundo posterior a la pandemia. En términos de seguridad alimentaria, de abastecimiento, las tiendas son el principal canal utilizado por los hogares de nuestra región representando en promedio el 55% del volumen de ventas de los productos de la canasta básica. Además, en una región donde millones de personas buscan su ingreso diario, la tienda es el lugar ideal para hacer compras en pequeñas cantidades de diversidad de productos o elementos de primera necesidad.

Agosto de 2022 fue el mes de las tiendas de barrio y varios países de Latinoamérica celebraron la coyuntura invitando a los actores clave de los sectores económicos y, sociedad en general, a apoyar al canal tradicional, más allá de esta fecha el llamado es al apoyo permanente a los héroes de los barrios y a los gobiernos a trabajar en el diseño y la adopción de políticas públicas claras dirigidas al canal tradicional que complementen los esfuerzos de los consumidores.