El desempleo en crisis: hipotecaria, Lehman y covid-19
Probablemente el deterioro del mercado laboral bajo covid (2020-2021) no será ni tan pronunciado ni durará tanto como ocurrió en la crisis hipotecaria (1998-2003) o en la crisis internacional de Lehman (2008-2013). Sin embargo, la situación laboral de Colombia continuará siendo muy precaria en pos-pandemia. De allí la urgencia de que el Gobierno adopte pronto correctivos laborales de tipo estructural. Hasta el dirigente político Vargas Lleras ya lo ha entendido, aunque no así el Consejo Gremial.
En esta ocasión no se trata de una crisis financiera per se, aunque la pandemia sí estará dejando cicatrices sectoriales sobre sectores importantes como la aviación, turismo, hotelería y entretenimiento. Y esto a su vez podría reflejarse en carteras vencidas llegando hacia 12% frente al actual 5%. Muchos sectores deberán adaptarse a nuevas formas operativas y otros tantos estarán teniendo que cerrar. Aun masificando la ansiada vacuna anti-covid durante el segundo semestre de 2021, el desempleo en Colombia continuará en dos dígitos.
El gráfico adjunto ilustra cómo durante la crisis hipotecaria el desempleo escaló de 12% a 20% en 3 años (1997-2000) y en los tres siguientes continuó bordeando 15% (2001-2003). Desde el estallido de esa crisis hipotecaria (en 1998), a Colombia le tomaría casi 15 años bajar el desempleo hacia 9% (en 2014). Esa tasa de un dígito no se había logrado “disfrutar” desde 1995, todo por cuenta de las profundas inflexibilidades laborales.
En cambio, la crisis internacional Lehman (2007-2009) no trajo mayor deterioro adicional en la tasa de desempleo. Esta se inició en el preocupante nivel de 11% y permanecería allí hasta superarse la crisis en 2012 (ver gráfico). Dados los elevados costos no-salariales (en ese entonces al +63%), la recuperación del crecimiento no traería aparejada prácticamente ninguna elasticidad PIB-real sobre el desempleo durante esta crisis. En efecto, mientras el crecimiento económico se elevaba de 2% durante 2008-2010 al 3,5% anual durante 2011-2014, el desempleo se resistía a bajar de 11%.
Este dato debería hacer reflexionar al Consejo Gremial y a centros de pensamiento que han venido afirmando que bastaría con elevar el crecimiento nuevamente arriba de 3,5% anual para lograr regresar el desempleo a un dígito. Pues bien, nada de eso ha ocurrido durante los ciclos de las últimas dos décadas, lo cual ilustra que existe un serio problema de elevado costo-estructural en la contratación legal de mano de obra.
La Administración Duque ha debido ahondar en la reducción de ese sobrecosto no-salarial de +50% desde su misma llegada en 2018. En vez de ello, procedió a crear un Comisión Laboral de solo funcionarios gubernamentales. De esta manera continuó el gobierno “pateando” la solución del problema laboral hacia el futuro. Entretanto, el desempleo escaló de 9% a 11% durante 2018-2019.
Con la pandemia, el desempleo se ha disparado de 11% a 19% durante enero-abril del 2020. Claramente ha llegado el momento de actuar: el gobierno debería liderar una gran reforma laboral para lograr desmontar buena parte de esos sobrecostos de contratación, incluyendo: i) desmonte del 4% de los aportes a Cofamiliares (los cuales no deben ni pueden ser asumidos por el presupuesto de la Nación, pues a diferencia del Icbf-Sena, en este caso no se trata de entidades públicas, sino de rentas capturadas por entidades privadas); y ii) flexibilización de los esquemas de contratación.
La solución no estará en reducir el SML-real, el cual está protegido a nivel Constitucional. Tampoco luce procedente instaurarlo a nivel regional. Esto conduciría a elevarlo aún más. Además, los diferenciales regionales en SML han sido todo un fracaso, por ejemplo, en México. Más bien el Gobierno debería tomar conciencia de que no lo puede continuar “inflando” por encima de las ganancias de productividad, como infortunadamente ha venido ocurriendo desde hace ya seis años.
Por último, el gráfico ilustra cómo la tasa de desempleo estará promediando cerca de 16%-18% en 2020. Pero creemos que ella iniciará un lento descenso hacia 14% en 2021 y probablemente llegará nuevamente a 11% en 2023. Ojalá la Administración Duque no deje pasar nuevamente esta oportunidad de entrar a solucionar el grave problema de desempleo estructural de dos dígitos que aflige a Colombia.
Nos da mala espina que el Gobierno, en vez de actuar, acaba de convocar una segunda Comisión de Reforma Laboral. En el frente laboral Colombia está sobre-diagnosticada. Ha llegado la hora de precisar el articulado que se pondrá a consideración del Congreso en Agosto de este 2020. Debemos evitar perdernos otra vez en el bosque Santanderista que supone que el problema radica en las formas de contratación.
NO, el problema es el costo de contratación laboral, independientemente del formato temporal-legal. De hecho, ya existe en Colombia el formato de trabajo temporal (tanto urbano como rural); ya existe la facilidad de contratar por semanas (caso de las empleadas del servicio doméstico); ya existe el formato del trabajador independiente, pero lo que no cierra la ecuación del trabajo es que MHCP-UGPP termina sancionando fuertemente a las firmas que no cumplen con el sobre costo no-salarial de 50%.